Ayer se conocieron los datos del Indec de la actividad industrial para el mes de abril, que muestran un aumento del 7,7 por ciento con respecto al mismo mes del año pasado y del 7,1 por ciento si la comparación se hace por lo acumulado a lo largo del primer cuatrimestre de cada año. El destacado desempeño de un par de sectores clave en la economía sigue posibilitando que los indicadores económicos muestren excelentes resultados. Sin embargo, por debajo de los números que están en la superficie aparecen problemas estructurales que pueden ponen en riesgo la continuidad de esta prosperidad si no se modifican las características de una economía altamente concentrada heredadas de décadas anteriores.

La evolución por sectores que informó el organismo oficial de estadísticas muestra a la industria automotriz y a los insumos para la construcción al tope del crecimiento. La producción de vehículos creció 20,8 por ciento en abril y 23,4 por ciento en el cuatrimestre, siempre en relación a iguales períodos del año pasado. La producción de cemento, 23,2 y 22,5 por ciento en el mes y el cuatrimestre, respectivamente. En los mismos períodos de comparación, el resto de materiales de construcción (en bloque) creció 19,2 y 20,7 por ciento.

El resto de los sectores se distanció sensiblemente de la evolución exhibida por los mencionados. Entre los que verifican una marcha ascendente pero más moderada, se pueden mencionar las manufacturas de plástico, con aumentos del 9 por ciento en abril y 10,1 por ciento en el primer cuatrimestre respecto del año pasado; la industria textil, con subas del 7,7 en el mes y 6,5 por ciento en el cuatrimestre; industria alimentaria, que creció 5,3 y 5,6 por ciento en esas mismas referencias temporales; metálicas básicas, 3,2 y 3,7 por ciento; y metalmecánica (excluida la industria automotriz), 3,4 por ciento en el mes y 4,8 en el cuatrimestre. Dentro de las industrias químicas, se destacó la evolución de Agroquímicos, con un crecimiento del 11,8 por ciento en los primeros cuatro meses con respecto al mismo período del año pasado.

A esta altura de la recuperación (cuarto año consecutivo), que las tasas de crecimiento de los diferentes sectores comiencen a diferenciarse de la forma que muestran las cifras permite sacar algunas conclusiones. Una, que la desigualdad de ingresos se está haciendo notar, por el mayor dinamismo que se observa en los renglones vinculados al consumo de los sectores de altos ingresos (autos y departamentos caros), frente a los de consumo masivo (textiles y alimentos, por ejemplo). Otra, que la evolución en los sectores productores de insumos y bienes de capital también empieza a distanciarse de la que muestran los sectores más dinámicos.

Un muy afinado análisis del actual comportamiento del sector industrial –que circula por ahora reservadamente en ámbitos políticos, sindicales y empresariales– destaca que este último fenómeno respondería a un curioso efecto “sustitución a la inversa” observado en diversos rubros. Lo que se verifica es que, en varios sectores en expansión, se privilegia aumentar las importaciones de partes, insumos, materias primas y hasta de productos finales para atender una demanda creciente, antes de “jugarse” a expandir la planta para ampliar su capacidad productiva. El análisis puntualiza casos en sectores como electrodomésticos o textiles, donde con los mismos planteles hoy hay empresas que facturan el doble que dos o tres años atrás, cuando vendían exclusivamente productos de elaboración propia.

Que no se trata de un hecho aislado puede verificarse en las cifras del comercio exterior, con un crecimiento más que importante de las importaciones de partes e insumos para la industria. “Sin un plan de desarrollo nacional, no hay incentivos para un comportamiento distinto, que apueste a futuro”, advierten desde la dirigencia industrial nacional. Por ahora, sin eco.