“Siempre me gustó la forma de jugar de tus equipos y por eso quiero que trabajes en Argentinos”, le confió nada menos que Diego Maradona a fines de 2006 a quien por entonces era entrenador de Tigre, equipo que bajo su conducción peleó los primeros puestos del torneo pasado de la B Nacional. Fue así como Ricardo Caruso Lombardi se convirtió en técnico del club de La Paternal para materializar un viejo anhelo: dirigir en Primera División. En una charla con Página/12, el técnico señaló que tiene por delante un triple desafío: evitar la Promoción; demostrar que posee la capacidad que requiere el fútbol grande y no fallarle a Maradona, su principal mentor en esta aventura que iniciará en el Clausura 2007.

–¿Siente que se encuentra ante la oportunidad de su vida?

–Sin dudas. Después de tantos años como entrenador en el Ascenso siento que llegó un gran momento de demostrar que estoy capacitado para trabajar en Primera. Lo vivo además como un reconocimiento a tantos técnicos que durante mucho tiempo esperaron que les llegue una oportunidad como la que estoy disfrutando ahora, y que por distintos motivos no pudieron llegar.

–¿Y no tiene miedo de que le vaya mal, lo encasillen como técnico de la B y no le den otra chance de trabajar en Primera?

–La verdad que sí. El miedo siempre está, sobre todo cuando uno se juega una parada como ésta, el que dice que no lo siente miente. Siempre que salís a una cancha tenés un poco de temor, lo hagas como técnico o bien siendo jugador, el tema está en manejarlo y poder superarlo.

–Llega a Argentinos con el respaldo de Maradona, eso implica un respaldo importante, pero también una gran responsabilidad, ¿lo siente así?

–Claro, la verdad Diego se la jugó por mí. Me recomendó ante los directivos de Argentinos, y se comprometió con este proceso. De modo que si me va mal a mí también lo van a responsabilizar a él, por eso no le puedo fallar.

–¿Y qué implicaría no fallarle?

–Sumar puntos y evitar la Promoción, no hay otra, es así de simple, después, si cumplimos ese objetivo, veremos qué sucede más adelante.

–¿Pero cómo hizo para que Maradona se fijara en usted como entrenador?

–No hice nada raro más que trabajar desde hace más de diez años en el ascenso. Se dio todo rápido, un día de noviembre yo estaba comiendo en un restaurante y él llegó, se me acercó, me dijo que le había gustado lo que había hecho en Tigre y que me iba a llevar a Argentinos, y acá estoy.

–Tiene fama de ser muy temperamental y de dar muchas indicaciones durante los partidos, ¿no cree que eso es perjudicial para el jugador?

–Bueno, soy así, vivo muy de cerca los partidos y me cuesta desengancharme cuando las cosas no salen como pretendo. Pero más de una vez, con una indicación, un grito o una seña logré que el equipo se acomodara y se evitaran goles. Reconozco que soy medio obsesivo durante los partidos, pero nunca le falté el respeto a ninguno de mis futbolistas.

–¿El resultado es la mejor forma de medir el trabajo de un entrenador?

–Para mí sí, no hay otra.

–¿No suena eso muy utilitario para una hinchada como la de Argentinos, que además de ganar, pretende que el equipo se luzca?

–La mejor forma de ganarse el respaldo de la gente es con resultados. Si sumamos muchos puntos y zafamos de la Promoción, me van a aplaudir. Esa es la verdad. Lo digo con conocimiento, porque yo me inicié en este club.

–¿Necesita conseguir muchos refuerzos para lograr el objetivo?

–Algún que otro jugador que se sume al plantel no vendría mal. Pero lo cierto es que no hay mucho para elegir en el mercado. Voy a tratar de arreglarme con lo que tengo, y creo que me va a alcanzar.

–¿La idiosincrasia del jugador de Primera difiere mucho respecto del que actúa en el Ascenso?

–La única diferencia es el nivel, aunque eso no quiere decir que muchos de los que juegan hoy en el ascenso no puedan hacerlo en Primera. Pero la forma de ser del jugador no difiere demasiado entre una categoría y otra. El futbolista es un tipo con mañas, que hay que llevarlo con mucha paciencia y respeto. Así se arman los grupos que consiguen cosas.

–En relación con Maradona, él recomendó a Basile como técnico de Boca y ganó todo lo que jugó, ahora lo hace con usted. ¿Se ilusiona con hacer lo mismo que Basile?

–Y ojalá me vaya como a Basile, pero bueno, no estamos en Boca. Pero si nos mantenemos en Primera sin pasar sobresaltos va a ser para nosotros como ganar un campeonato.