Roger Federer tiene un objetivo entre ceja y ceja: ganar Roland Garros. Para ello, puso en marcha un operativo que minimice los daños de sus dos inesperadas derrotas ante Guillermo Cañas y le permita llegar en su mejor forma a fines de mayo, en París. El suizo, número 1 del mundo, viajó ya ayer a Montecarlo para iniciar sus entrenamientos y llegar en el mejor nivel posible al primer gran torneo sobre polvo de ladrillo, que comienza el 16 de este mes.

“Hace tres días que entreno en Basilea en forma intensiva con (su preparador físico) Pierre Paganini. En un par de días llegará (su entrenador) Tony Roche a nuestro campo de entrenamiento en Montecarlo”, explicó Federer en una entrevista que publicó ayer el diario suizo Blick. “Mi entrenador viaja expresamente dos semanas antes de lo habitual. Quiero hacer todo lo necesario de cara a la gran meta de París”, admitió el suizo, quien ya ganó diez torneos de Grand Slam, pero nunca Roland Garros.

Tras coronarse en enero pasado en el Abierto de Australia, Federer tiene la posibilidad de conquistar este año el Grand Slam, los cuatro grandes en una misma temporada (los restantes son Wimbledon y el Abierto de los Estados Unidos). Su mayor obstáculo está en París, donde el español Rafael Nadal, número dos del mundo, obtuvo el título en 2005 y 2006. Precisamente, en la última edición, el español venció en la final a Federer en cuatro sets.

Nadal no pierde en arcilla desde abril de 2005 y, por eso, Federer necesita estar en un nivel especialmente alto para conquistar el máximo torneo sobre polvo de ladrillo. Federer cree que su preparación de este año es diferente a la de años anteriores. “Sí, más tranquila. Desde Australia estoy física y mentalmente enfocado a los Grand Slam, pienso en eso todos los días. Jugué menos torneos (que otros años) y perdí más. Por eso, tengo el tanque lleno para el resto de la temporada, tengo curiosidad por ver cómo influye eso”, comentó el suizo.

Federer admitió su rabia por las dos derrotas ante Cañas. La primera se produjo el 11 de marzo, en la segunda ronda de Indian Wells, y marcó el fin de una racha victoriosa del suizo que había alcanzado los 41 partidos consecutivos. La segunda llegó el 27 de marzo, en los octavos de final de Miami. “En los primeros 15 minutos estaba nervioso, miraba el marcador y me decía a mí mismo que tenía ganas de darles un buen golpe a todos. Pero me recuperé rápidamente de eso. Es bueno también hacer otras cosas”, sostuvo Federer.

La segunda derrota ante Cañas le permitió a Federer irse de vacaciones al Caribe junto a su novia Mirka Vavrinec, aunque asegura no haber dejado de lado los entrenamientos. Pensó además en asistir al Masters de Augusta para ver a su amigo, el estadounidense Tiger Woods, número uno del golf mundial, al que define como “loco”. “Me sorprendí positivamente lo loco que es el tipo... ¡Está realmente loco!”, confesó tras definirlo como un hombre “tranquilo” que se beneficia de no tener tanta exposición a los medios como él.