La Selección Argentina quedó en deuda en su presentación en Mendoza ante Chile, en un partido rotulado como amistoso pero que resultó áspero, jugado con pierna excesivamente fuerte por momentos, una característica que le restó brillo al escaso juego que se vio anoche. El empate es un resultado que castiga, en todo caso, la falta de imaginación del equipo nacional para escaparle al repetido recurso de centros y pelotazos para acercarse al área visitante, y la imposibilidad de vulnerar la poblada defensa chilena, que en los momentos más arduos situó seis y hasta siete hombres entre los atacantes argentinos y su arquero.

Al partido le faltaron situaciones de peligro a lo largo de los 90 minutos. La pelota no salía jugada con fluidez desde el medio, en donde Ledesma ganaba y perdía con la misma frecuencia, mientras Belluschi se parecía demasiado al de flojo rendimiento en River, anoche más ocupado en pelearse con los rivales que en asociarse al equipo.

Arriba, Palacio perdió con Vidal cuando fue por derecha y levantó un poco al tirarse a la izquierda, pero casi no gravitó, mientras que a Pavone le llegaron pocas pelotas claras durante el encuentro como para que pudiera hacer pesar su potencia. Una de ellas, sin embargo, generó durante el segundo tiempo un tiro libre cerca del área que casi termina en gol, tras el remate de Díaz, el rebote en el arquero Pinto y el pelotazo de Belluschi en el palo.

Así, las mejores llegadas de la Argentina en la primera mitad se produjeron con remates de Montenegro y Sosa, que estuvieron en sintonía con el tono general del equipo argentino. En el complemento, con Lavezzi, especialmente, y Cardozo, el ataque mostró un plus de energía, abriendo la cancha, pero faltó la última puntada para transformarla en la apertura del marcador.

Chile mostró jugadores interesantes como Valdivia y Suazo, pero sus arrestos se encontraron en general con la firme respuesta de Díaz en el fondo y la solvencia de Ibarra para defender, aunque en ataque abusara de los pelotazos. A Tuzzio se lo notó por momentos falto de distancia, y por el lado de Bottinelli se produjeron en el primer tiempo las más ventajosas situaciones de gol de los visitantes. El arquero Carrizo se lució tapándole un mano a mano a Fierro a los 34 que bien pudo haber sido el gol de la victoria para Chile.

No fue un buen partido de la Selección, pese a que siempre mostró intenciones de jugar. Ahora le toca a Basile saber cómo y dónde efectuar las correcciones de cara a la Copa América.