Después de conseguir el Abierto de los Estados Unidos, el cordobés Angel Cabrera fue recibido ayer por una multitud que lo esperó en el Aeropuerto Internacional de Córdoba y lo siguió en una festiva caravana hasta Villa Allende, su ciudad natal. Entre bocinazos y el tradicional grito de “dale campeón”, Cabrera fue recibido como un héroe, y en el Polideportivo Municipal de Allende exhibió el trofeo que consiguió en el prestigioso torneo golfístico. Además, Cabrera jugará el Abierto de Francia, del 28 de junio al 1º de julio próximos, en el recorrido nacional de Saint-Quentin-en-Yvelines, en Guyancourt (Yvelines, al oeste de París). Será la primera vez en la era moderna del golf que el ganador del US Open compite en el de Francia, con 101 años de existencia y en su edición 91ª.

El último domingo, Cabrera dio una gran demostración al obtener el tradicional torneo Major relegando al segundo puesto al número uno del mundo, el estadounidense TigerWoods. Con este logro, el cordobés se ubica en el 17º puesto del ranking mundial y se mezcló en la galería de los grandes de la historia del deporte argentino. El flamante campeón igualó a Roberto De Vicenzo, quien obtuvo el British Open de 1967, como los únicos argentinos que consiguieron quedarse con un torneo de Grand Slam.

Luego de ser elogiado por la prensa de todo el mundo, y en especial por la estadounidense, el Pato arribó a Córdoba en medio de interminables muestras de apoyo de parte de los cordobeses. Por la mañana ya había personas haciendo “guardia” esperando la llegada de su ídolo. El jugador tenía pautado pisar suelo cordobés a las 13.45, pero recién a las 14.20 se lo observó con su tradicional gorra de golf arriba de un automóvil, y extendiendo la impactante copa con su mano derecha.

Cabrera fue acompañado por una gran caravana al Polideportivo de Villa Allende y le agradeció al público el cariño que le demostró desde su llegada al país. El golfista no mantuvo contacto con la prensa y está previsto que hoy brinde una conferencia para explicar las sensaciones que le tocó vivir en la jornada más importante de su carrera.

Con el triunfo del domingo pasado, Cabrera podrá disputar por invitación el Abierto de los Estados Unidos durante una década. Lo mismo sucederá por cinco años en el Masters, el Abierto Británico y el campeonato de la PGA.

El cordobés disputará ahora el Open de Francia, lo que decidió después de una cena con un jerarca de la organización. “Voy a ganar el US Open y después iré a ganar el Open de Francia”, a lo que su interlocutor le retrucó: “Si lo hacés... duplico la apuesta”. Una vez que Cabrera ganó el Grand Slam, el organizador consiguió un seguro que cubriese el riesgo, ya que el ganador recibe nada menos que 666.660 euros de premio. Cabrera se encontrará con rivales que también se lucieron en Oakmont: el sueco Niclas Fasth (4º) y el inglés Nick Dougherty (7º).