DEPORTES › EL CLASICO DE AVELLANEDA QUE SE JUGARA EN RIVER
Diferido y con ingredientes
Las idas y venidas que llevaron a la postergación del clásico Racing-Independiente aumentan la expectativa. Los riesgos del viaje a la Capital y la confrontación táctica Ardiles-Gallego.
Hay varios factores. Las complicaciones que se presentaron hasta determinar el estadio adecuado, que será finalmente el de River; el viaje peligroso en el que ambas hinchadas coincidirán en itinerario desde Avellaneda hasta Núñez, y un estilo de juego que conserva –como residuo semiarqueológico, casi irreconocible– algunos principios “menottistas” en los entrenadores, Osvaldo Ardiles y Américo Gallego le dan contexto especial a este Racing-Independiente que se jugará el lunes.
Luego de una serie casi interminable de marchas y contramarchas que estuvo a punto de suspender el clásico, la AFA reprogramó la noche del jueves el partido, decidiendo que se dispute en el estadio Monumental, desde las 15.30, un día después de lo previsto originalmente. Una vez más las autoridades del fútbol argentino, en lugar de sancionar al que no cumple –Racing no tiene instalado el sistema de seguridad con audio y video que desde hace tres años se dispuso como obligatorio para los estadios de más de 25.000 espectadores–, patearon la pelota para adelante y cambiaron el lugar, el día y el horario del clásico.
En esta ocasión habrá un operativo con 2500 efectivos, casi el triple de la cantidad de agentes de seguridad que hubo el 17 de febrero pasado, cuando se jugó el último Racing-Independiente. Aunque, por entonces, los 900 uniformados dispuestos dentro y en los alrededores del Cilindro no lograron impedir que la violencia se cobrara una muerte más, la del hincha Gustavo Rivero, además de veinte heridos.
Esta vez, el trayecto desde Avellaneda hacia Núñez puede invitar a los violentos a entrar en acción camino al estadio, lo que será una prueba de fuego para un alto número de efectivos que no siempre –o casi nunca– es directamente proporcional a la calidad del operativo.
En el plano futbolístico se enfrentarán desde los bancos de suplentes dos protagonistas que captaron en sus comienzos el pensamiento de César Luis Menotti. Titulares indiscutidos en el seleccionado argentino campeón del mundo en 1978, en el que compartieron la formación en seis de los siete encuentros de la Copa, Ardiles y Gallego serán rivales en un duelofuera de su hábitat natural. En principio, Ossie parece más consecuente con la idea menottista en sus primeros pasos como entrenador en el fútbol argentino que su ex compañero, que tal vez por su recordada posición de volante tapón vea con más cariño el arco propio que el del rival.
Para reafirmar el aporte del primer seleccionado argentino campeón mundial al inminente clásico de Avellaneda, basta con agregar la presencia en un segundo plano de Julio Ricardo Villa, colaborador de Ardiles en La Academia. Villa coexistió en el terreno de juego con los dos actuales entrenadores en el triunfo del ‘78 frente a Polonia (2-0), cuando sustituyó en el segundo tiempo a José Daniel Valencia. Ligado a fines del año pasado a Menotti en Rosario Central, al hacerse cargo de la dirección general del fútbol juvenil, con la llegada de Ardiles postergó su trabajo en la entidad rosarina y se fue a Racing, tentado por su amistad con Ardiles, alimentada por tantos años en el Tottenham Hotspur, de Inglaterra.
En síntesis, los tres campeones mundialistas el lunes serán observados literalmente desde arriba por su maestro César Luis Menotti: desde la temblorosa punta del Apertura que arriesga el domingo en Bahía Blanca, con su histórico Rosario Central, el Flaco seguirá el comportamiento de sus antiguos discípulos más o menos fieles.