Más allá de la cantinela que suele dejar conforme a la prensa de hoy en su devoción por la inmediatez, la presentación de Carlos Ischia como entrenador de Boca permite vislumbrar el comienzo de un nuevo modelo de gestión, con entrenadores que, en la medida de lo posible, se vinculen con los clubes a largo plazo y no queden atados, como abundan los ejemplos, a la voracidad de los resultados.

Desde que asumió la presidencia del club, Pedro Pompilio fue tirando, por momentos subrepticiamente y por momentos con sorprendente determinación, la audaz idea de que le gustaría para Boca una relación con el entrenador similar a la que Manchester United tiene desde hace veinte años con Alex Ferguson. Pero lo cierto es que esa idea, en un fútbol conservador como es el argentino, suena y sonará siempre como una ingenua utopía que no resiste análisis.

Por lo complicado que resulta a priori sostener semejante apuesta, Boca buscó dar un pequeño paso en ese sentido con la cuestión de la preparación física. La contratación hace tres meses de Julio Santella, histórico integrante de los cuerpos técnicos de Carlos Bianchi, puede entenderse como parte de ese proyecto. De ahora en más, los preparadores físicos del primer equipo serán aportados por el club, que persigue de esta manera instalar una supervisión común y una continuidad sostenida a lo largo de las distintas categorías.

Con Santella adentro y asumido el compromiso que a Miguel Russo no le cayó para nada en gracia y terminó forzando su salida, a Boca le faltaba encontrar a su DT ideal. En la cabeza de Pompilio, el elegido era Bianchi, el que mejor calzaba en el proyecto. Pero sus negativas, que fueron acompañadas por la promesa de un sí en un futuro no muy lejano, y su entusiasta recomendación, propiciaron el arribo de Ischia, el puente más rápido y seguro hacia el regreso del Virrey. El hecho de que su hijo, Mauro Bianchi, asociado en los últimos meses a la oposición de la actual conducción del club, asistiera a la presentación de Ischia para brindarle apoyo en nombre de su familia resulta una clara señal en ese sentido.