Quien diga o escriba que el pentagonal de verano, que se está haciendo como que se juega alternativamente en Mar del Plata y Salta, es “mediocre”, o miente descaradamente y a sabiendas, o no tiene la menor idea de lo que se trata y dice o escribe porque la impunidad lo permite.

Esta especie de anticipo del Clausura 2008 es bochornoso.

El torneo en el que habitualmente participan los cinco supuestamente “grandes” del fútbol argentino –Boca, River, Independiente, San Lorenzo y Racing– tan degradado por quienes lo juegan como inflado por quienes lo promueven pareciera tener como principales atractivos los contratiempos callejeros de algunos integrantes del plantel de Independiente –a Denis lo mordió un perro y a Sosa lo golpeó un auto–, las declaraciones “buscarroñas” de Ortega y Palermo ante el primer River-Boca del año, la venta más a la hora de los gallos que de las medianoches de Marco Ruben a Villarreal, la renuncia que no fue de Micó al cuerpo técnico de Racing o las sorpresas no concretadas como incorporaciones al plantel de San Lorenzo. Mientras tanto los mensajeros entrevistan como si nada a los protagonistas del bochorno desde la tele, desde la radio y desde los diarios, preguntando casi siempre pelotudeces de ocasión para respuestas de cassette, como para llenar el espacio, justificar la existencia de lo que no es y todos, interrogador e interrogado, quedar bien con sus respectivos patrones, que de última son socios y dueños del circo.