Guillermo Coria no ganó su primer partido en Roland Garros desde que comenzó su declinación tenística, pero al menos demostró que no perdió la magia que lo llevó a ser el rey del polvo de ladrillo en 2004 y su retorno al court central de París le devolvió parte de la convicción de que ha vuelto a jugar al tenis. “Estoy de vuelta, con ganas de recuperar mi posición en el circuito y en este torneo. Disfruté como nunca”, afirmó sonriente al término del encuentro que perdió contra el español Tommy Robredo 5-7, 6-4, 6-1, 6-4.

“A pesar de haber perdido y de haber vuelto a tener problemas con el servicio, me siento muy feliz por la forma en que jugué, por darme cuenta de que estoy más tranquilo. Me sentí aun mejor que cuando era 3 del mundo y que sigo sintiendo muy fuerte el tenis que tenía, como la primera vez” aceptó el santafesino.

Pocas veces un perdedor se mostró tan satisfecho por una derrota, pero la alegría de Coria estaba justificada porque volvió a mostrar ganas de ganar, a ilusionarse con su tenis, y a ganarle un set a un especialista en polvo de ladrillo como Robredo que, además, es el 14º del mundo.

“El tenía más ritmo, no sé qué habría pasado si yo hubiera tenido el mismo ritmo (...). En algunos momentos vi que estaba desesperado, que no sabía cómo jugar. Hacía lo que yo quería y yo estaba contento. Jugué de igual a igual con el 14º del mundo”, se entusiasmó el santafesino.

El argentino, que cometió 14 dobles faltas contra ninguna de su rival, se recuperó de una desventaja de 5-2 en el primer parcial para ofrecer sus mejores momentos del partido. Reveses paralelos, voleas acrobáticas, derechas con slice: Coria luchó, y en algún punto recordó al jugador que llegó a ser tercero del ranking.

“Me di cuenta de que al tenis sigo sintiéndolo muy profundo, como el primer día. Estoy contento de haber vuelto porque me costó mucho. Regresar aquí de vuelta como jugador, jugar en la cancha central es un gran desafío. Lo aproveché, estoy muy contento y me siento todavía más fuerte para el próximo torneo”.

Fueron las sensaciones antes que el resultado las que guiaron el entusiasmo del tenista argentino. “Tras dos años sin haber jugado contra tenistas como Robredo, ganar un set que tenía perdido es algo increíble”, dijo. “Me levanté con dolor de cintura, quizás debido a los nervios, a la adrenalina, porque no estaba en mis planes jugar este torneo –aclaró–. Si lo hubiera sabido, me habría preparado, por lo menos, con tres meses de anticipación”, confió. “Se me escapó por falta de ritmo, tuve posibilidades de quebrarlo, me jugué varias veces, arriesgué pero no se dio”, agregó.