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Virus agresivos, elecciones personales, problemas de calendario, la cuestión es que en su regreso a la Copa Davis, tras haber perdido la final de la edición 2008 frente a España en el estadio polideportivo de Mar del Plata, en el equipo argentino que desde mañana afrontará la serie por octavos de final ante Holanda no habrá ni un solo integrante de aquel conjunto con el que el ex capitán Alberto Mancini soñó levantar la codiciada Ensaladera de Plata.

David Nalbandian se bajó porque se encuentra afectado por un virus; Del Potro, porque eligió arrancar el año jugando torneos de canchas rápidas y prepararse de la mejor manera para el Masters Series de Indian Wells; Acasuso también dijo que no, su argumento fue no descuidar su carrera profesional y así no ceder terreno en el ranking ATP; y, por último, a Calleri lo ausentó una lesión en el hombro que lo tiene a maltraer.

Como contrapartida, España, campeón de la Davis, afrontará su serie contra Serbia con al menos dos de los cuatro jugadores que ganaron la final, David Ferrer y Feliciano López y, para colmo, presentará al número uno del mundo, Rafael Nadal, quien tras perderse la final de Mar del Plata por lesión, suspendió su participación en el torneo de Dubai para asegurarse llegar en condiciones al debut en la Copa. El único que no podrá estar frente al conjunto que lidera el número tres del mundo, Novak Djokovic, será Fernando Verdasco, la única ausencia importante del equipo que ahora capitanea Albert Costa. Pero Verdasco será reemplazado por Tommy Robredo, ganador de los ATP de Costa Do Sauípe y Buenos Aires, y cuarto finalista del torneo de Acapulco.

Podrá argumentarse que los antecedentes del conjunto que enfrentará el equipo argentino son tan pequeños que a los capitaneados por Modesto Vázquez (foto) les alcanzará con poco para hacerse con el triunfo. Y es probable que así suceda. Sin embargo, esta suerte de Plan B, trazado de urgencia entre gallos y medianoche, descuida a un actor también importante en la lucha por la Copa Davis: el siempre dispuesto y enérgico público local. Deberán regalarse muchas entradas para que el estadio Mary Terán de Weiss explote como lo hizo, por dar un ejemplo, en la serie de semifinales contra Rusia, hace apenas medio año.