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“Parece que esta semana es la más ocupada en las agendas de los dirigentes del fútbol mundial”, ironizó el danés Jens Sejer Andersen,coordinador de la conferencia. “En las últimas seis semanas cuatro miembros de la FIFA han rehusado participar.” El camerunés Issa Hayatou, presidente de la Confederación Africana de Fútbol (CAF), había anunciado su presencia en esta conferencia mientras hacía su campaña electoral para la presidencia de la FIFA. Pero perdió abrumadoramente la elección ante el poder de Joseph Blatter, y luego decidió no venirse hasta aquí a exponer lo que se esperaba sería uno de los platos fuertes de la conferencia. No fue el único. La identidad del segundo ausente no fue revelada, pero el tercero es el noruego Jon Dovikën, estrecho colaborador de Michel ZenRuffinen, el secretario de la FIFA despedido por Blatter luego de que el suizo consiguiera la reelección en el primer ajuste de cuentas de la nueva administración. Dovikën comprometió su palabra un mes atrás. Cuatro días antes del comienzo prefirió desertar.
En un reciente seminario en Oslo, Dovikën, un auténtico conocedor del laberíntico manejo interno de la FIFA, había afirmado que “el fútbol es el deporte más bello del mundo pero también el más corrupto”, y asegurado que el altísimo nivel de corrupción es la principal razón que explica el pobre desarrollo comercial del fútbol tanto en la Argentina como en Brasil.
La noticia que terminó por conmover fue la inesperada “enfermedad” que le impedirá al sudafricano Danny Jordaan, miembro de la FIFA, disertar sobre las razones por las cuales Africa merece organizar la Copa del Mundo del 2010. “Evidentemente, Sepp Blatter es un hombre poderoso”, dicen acá con filosofía. Jordaan es el cuarto hombre del organismo que declina participar de Play the Game. La mano misteriosa detrás de las deserciones le está dando una jerarquía adicional al debate al considerarlo tan crucial como para imponer una conspiración de silencio.
No sólo la FIFA eligió ausentarse: la Unión Europea de Fútbol (UEFA) anunció, mediante su vocero Mike Lee, que era una decisión oficial no tomar parte de esta conferencia.