Los goles de Palermo, el manejo de Insúa, la dinámica de Enzo Pérez, las corridas de Monzón, la prestancia de Bolatti.... Todas esas virtudes –y algunas otras– que mostró anoche el equipo de Maradona tendrían otro valor si no se tomara en cuenta el rival.

Pero lamentablemente ese detalle no se puede soslayar. Por eso, si el entrenador buscaba respuestas en este compromiso de cara a los partidos que se vienen por las Eliminatorias, lo único realmente valedero para rescatar pasa sólo por las ganas. Toda producción futbolística queda relativizada por la endeblez de un adversario sin jerarquía ni experiencia internacional. Ni hablar de las condiciones externas de presión y ansiedad por el amistoso de anoche con las finales que se darán ante Perú y Uruguay.

Claro que si el problema que Maradona notaba en el equipo en las últimas dos producciones sólo pasaba por la falta de compromiso, por el viajar para cumplir, por el aburguesamiento y por todos los lugares comunes que rodean a los futbolistas consagrados, sacará conclusiones altamente positivas. Eso sí, habrá que ver si con las ganas solas alcanza.