Jueves, 1 de octubre de 2009 | Hoy
EL PAíS › UN EQUIPO NEGOCIADOR AL MANDO DE ANíBAL
Por Raúl Dellatorre
Horacio Giberti, uno de los máximos referentes entre los especialistas del sector, fallecido recientemente, decía que no compartía la elevación del área al rango de ministerio, porque la agricultura es parte de la economía y la política económica es una sola. La elevación al rango superior de la secretaría es –señalaba– un deseo de los lo-bbies del sector para poder acceder a porciones más amplias de poder. Quienes tomaron esa decisión ahora no desconocen, seguramente, la opinión del Maestro, pero las motivaciones actuales son más urgentes que la elaboración de políticas económicas y sectoriales. Se trata, antes que eso, de resolver el principal conflicto político y económico que arrastra el gobierno de Cristina Kirchner casi desde su nacimiento.
El artífice de la nueva táctica es, sin dudas, Aníbal Fernández. El nombramiento de Julián Domínguez va en línea con la designación un mes atrás de María del Carmen Alarcón para estrenar la Secretaría de Integración Nacional. Una decisión no contradice la otra, como ayer interpretaron algunos. El jefe de Gabinete contará con dos firmes alfiles para encarar la futura etapa de negociación (se espera que no de confrontación) con las entidades rurales. Una, vieja conocida de la dirigencia (ex compañera de ruta de la Comisión de Enlace como referente de Pampa Sur), será la pieza que busque el contacto directo con las entidades en su propio terreno. Otro, hombre con larga trayectoria política en la estratégica provincia de Buenos Aires, será quien dé las respuestas traducidas en medidas económicas y programas sectoriales. Ambos responderán a una táctica unificada en una sola cabeza: el jefe de Gabinete.
La otra parte de la historia inmediata está escrita en letra menos legible. ¿Cómo será la relación de la nueva estructura con la Oncca, su conductor, Emilio Eyras, y el principal referente de éste, Ricardo Echegaray? ¿Habrá superposición de funciones entre el área de Mercados de la cartera agrícola y la Secretaría de Comercio? ¿Compatibilizarán tareas o disputarán espacios de influencia? ¿Tendrá Fernández ya resuelto cómo será el futuro equilibrio de poder entre su gente, la de Echegaray y la de Moreno?
El postulado de Giberti descrito más arriba fue parcialmente contradicho por la realidad. Que Agricultura mantuviera el rango de secretaría no garantizó por sí mismo la formulación de una política agropecuaria contenida en una política económica. El conflicto terminó bloqueando tal posibilidad. El equipo que asume es producto de esa realidad: no es un team de formuladores de políticas, sino de negociadores. Su tarea más urgente no será construir, sino destrabar.
Por otra parte, es toda una señal que en la segunda línea aparezca una persona con características técnicas y profesionales que le dan chance de desarrollar una tarea que siente bases: Carla Campos Bilbao. Tendrá a cargo la secretaría que se ocupará de Desarrollo Rural, Economías Regionales y Agricultura Familiar. Una definición de los caminos que podrían posibilitar una transformación económica y social en el campo. Una vez que los “soldados” de la primera línea desmalecen el terreno, podrán aparecer los resultados de la acción de esta mujer y su equipo.
Tiene apoyo y el respeto de los niveles técnicos de las distintas áreas vinculadas con el sector. Lleva a su lado un buen equipo de profesionales. Los sectores del campo cercanos al Gobierno se ilusionan con que, en un plazo más corto que mediano, puedan verse resultados. Entre los que estuvieron enfrentados hasta aquí con el Gobierno, también hay quienes le abren un crédito. Pero primero está la tarea de quienes deben desmalezar el camino. Si ellos no destraban el conflicto, no hay camino.
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