Jueves, 10 de julio de 2014 | Hoy
Javier Mascherano es el verdadero capitán de este barco en el que Argentina navega sobre las aguas del sacrificio y la solidaridad
Por Juan José Panno
Desde San Pablo
Es de hierro, es irrompible, es indestructible, tiene un corazón gigante y todo eso que pone dentro de la cancha suele convertirlo en indispensable para cualquier equipo, juegue de volante central, de zaguero, de líbero o de lo que sea. A veces además se convierte en la figura de la cancha porque los que más saben, los que desequilibran, los que resuelven los partidos en el arco rival no alcanzan su estatura.
Ayer, Javier Mascherano brilló con una entrega conmovedora, como el punto más alto de un equipo que lo dio todo. Quedarán en el recuerdo como una de las jugadas más impactantes de su producción (foto) ese cruce sobre Robben cuando la figura de la selección holandesa había metido la quinta marcha, dejando atrás a Demichelis y se encaminaba hacia el arco de Romero. Era ochenta por ciento de gol para todo el mundo, menos para el jugador del Barcelona, que estiró la pierna casi más allá de sus posibilidades físicas y logró mandar la pelota al corner. Como consecuencia de esa acción, quedó un par de minutos tendido en el piso hasta que se recuperó y siguió metiendo. Antes de eso también había estado mareado algunos minutos por un tremendo choque de cabezas con el 4 de Holanda, Martins Indi, que hizo pensar que debía abandonar la cancha.
Jugó en algunos pasajes del partido como un quinto defensor, unos metros más atrás de Biglia, metido entre los dos centrales y desde ahí fue salida para el equipo. No fue preciso en algunos pases largos, pero tampoco cometió un solo error en pelotas de corta trayectoria. Y estuvo a punto de dar un pase de gol en una jugada de contraataque en la que apareció por el medio sorprendiendo a la defensa holandesa y cortó la pelota para Higuaín, pero De Vrij alcanzó a pellizcar la pelota casi milagrosamemnte.
Una vez más se lo vio arengando a sus compañeros, antes del inicio del alargue, cuando parecía que el equipo argentino se había quedado sin piernas. Y cuando todos se quedan sin energía, él apela a su reserva. El verdadero capitán de este barco en el que Argentina navega sobre las aguas del sacrificio y la solidaridad es Javier Mascherano.
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