DEPORTES
Contra la violencia
Por G. V.
En su despacho abundan los diplomas de estudios de grado y cursos de perfeccionamiento. Está ubicado en un viejo edificio sobre la calle Lavalle, a metros de Diagonal Norte. Desde allí, el fiscal Daniel Pablovsky impulsa y trabaja en causas vinculadas con la violencia en el fútbol, como integrante de un cuerpo especial que adquirió notoriedad desde hace unos años porque denuncia episodios que suceden en los estadios, desde cantitos discriminatorios hasta la falsificación de entradas.
–¿Qué aportes hace el cuerpo de fiscales para erradicar la inseguridad en los espectáculos masivos?
–Tenemos plena libertad para efectuar todo tipo de actividades. Este tema del fútbol no está desligado del resto de nuestro esquema social. El deporte no es un hecho aislado y no me refiero solamente a su componente político, como puede ser la relación entre un club como Chacarita y Luis Barrionuevo. Por ejemplo, en la Argentina no hay pandillas tipo Nueva York, pero sí existen en el fútbol. Las barras bravas son eso, estructuras organizadas.
–¿Percibe los mismos avances en la lucha contra la violencia que se desprenden de los datos aportados por Javier Castrilli?
–Sirvió y sirve que desde el Estado se trate de organizar una dirección y control de actividades. Se ha mostrado una orientación de lo que no se quiere. Y quedó plasmado a través de acciones concretas. De una postura activa frente al problema. Se consiguió bastante.
–¿Les cree a los dirigentes cuando sostienen que son ajenos a los hechos de violencia?
–No me convencen sus argumentos. Pero el fútbol no está alejado de la violencia que existe en la sociedad. Se vive como una anomia. ¿Cómo ingresan los objetos contundentes ciertas barras, si no es con cierta complacencia? Cuando en el Boca-River entró la Doce sin ningún tipo de impedimento con cajones y con paraguas que tenían puntas de metal, lo hizo con total impunidad. Eso está filmado. Si se realizan algunas actividades así, puede haber algunas más que violen las leyes.