Lunes, 9 de junio de 2014 | Hoy
DIALOGOS › JAIME MIRANDA, CANCILLER DEL NUEVO PRESIDENTE SALVADOREñO, EL EX GUERRILLERO SALVADOR SáNCHEZ CERéN
Licenciado en Administración de empresas, el canciller Jaime Miranda también fue miembro de las organizaciones que respaldaban la guerrilla en El Salvador. “Hubo muchos años de dictadura y no había ninguna posibilidad para el cambio”, afirma.
Por Julia Goldenberg
–Usted tiene una larga historia en la lucha social, ¿Cómo llegó a formar parte del actual gobierno?
–Usted sabe que mi país tuvo una larga lucha durante muchos años producto de la dictadura militar. Habían cerrado todos los espacios para la participación política para la población. Y esto duró muchos años. Esto llevó a que se organizara la mayoría del pueblo salvadoreño. Nosotros tenemos en nuestra historia varios procesos electorales frustrados, con índices muy altos de fraudes electorales. Esto llevó en los años setenta y ochenta a una organización muy grande en mi país. Pero esto también implicó una oposición muy fuerte por parte de la dictadura militar. En esa organización social creo que participamos una gran mayoría de jóvenes. En ese entonces yo estaba egresando de la universidad. Estudié economía, mi participación comenzó en lo que fue el movimiento independiente de profesionales y técnicos. Era una organización que aglutinaba a todos los profesionales que creíamos que era necesario que el país cambiara. Ofrecíamos sobre esa base nuestra capacidad técnica, para coordinar acciones con jóvenes estudiantes universitarios, estudiantes de escuelas secundarias, un movimiento campesino muy amplio y también un movimiento obrero. Luego este movimiento fue víctima de una represión muy grande. Nosotros contamos alrededor de 75.000 salvadoreños que murieron producto de la represión. Este movimiento social al que pertenecíamos se fue convirtiendo en un movimiento armado que luchó durante diez años o un poco más. Una lucha política de los ochenta hasta el ’92, que fue cuando comenzó el período de paz. En ese marco nosotros seguimos trabajando en la parte política, en el sector de la solidaridad internacional con la lucha del pueblo salvadoreño, y también, por supuesto, en el área diplomática. Nosotros teníamos una representación internacional en muchas partes del mundo. También he trabajado en numerosos organismos internacionales, como por ejemplo en los acuerdos de paz de Naciones Unidas de Guatemala. Finalmente me incorporé en el gobierno que inició en 2009, donde participé como viceministro de Cooperación para el Desarrollo, que fue un nuevo viceministerio que se creó para el gobierno del presidente Funes, hasta que finalmente me nombraron canciller.
–Para explicar el panorama político en El Salvador, ¿cómo se entiende una segunda vuelta tan reñida cuando en un comienzo el FMLN estaba ganando holgadamente?
–Podemos explicarlo de la siguiente forma. En la historia del país, que es una historia política volcada a la derecha. Esto es un producto de las dictaduras militares, producto de la cantidad de recursos que tiene este país. Cuando no-sotros hicimos la primera vuelta, la derecha iba dividida. La segunda vuelta debe ser leída como un triunfo contra toda la derecha del país. Por eso tiene mucha importancia, independientemente de que la diferencia haya sido pequeña. No- sotros en la segunda vuelta nos enfrentamos a toda la derecha, o mejor dicho a toda la historia de la derecha del país. Fue un gran triunfo, porque no podemos pensarlo solamente en el contexto electoral, hay que mirarlo en el marco de la historia de El Salvador. Entendemos que hay un pensamiento ciudadano que está cambiando, que a pesar del miedo que le metieron cree que existe una alternativa para transformar este país. Creo que es importante no sólo para nosotros sino para América latina.
–¿Qué representa para El Salvador la llegada de un dirigente del corazón del FMLN, es decir, un dirigente que ha participado de la lucha armada?
–Exacto, Salvador Sánchez Cerén es una persona luchadora de toda la vida. Luchó en el movimiento gremial de maestros, que fue una de las organizaciones sindicales más importantes del país. Además fue dirigente y luchador en la lucha armada. Luego fue un parlamentario, cuando fue diputado de la Asamblea Legislativa. Finalmente fue vicepresidente en el gobierno anterior. Entonces, se trata de un gran luchador social, un luchador por sus ideales, un hombre que ha pensado cómo transformar la realidad desde la legislación, así como desde la gestión pública. Entonces estamos muy contentos porque ahora tenemos un gran líder, un gran luchador en el gobierno. Esto marca un punto de inflexión en la historia del país y en la historia de América latina.
–Los pilares fundamentales que destacó el presidente electo fueron tratar el empleo informal y la cuestión de la inseguridad. ¿Qué puede aportar el Ministerio de Relaciones Exteriores a estos problemas?
–Son tres grandes problemas los que se han planteado: el problema económico (tenemos tasas de crecimiento muy pequeñas), pero esto hay que relacionarlo con el problema de la inseguridad, porque la falta de empleo ha creado un modelo económico que expulsa a la personas para que migren a Estados Unidos y un modelo que vive sobre la base del consumo y no de la producción interna. Entonces, esto es un problema fundamental y relaciona varios problemas. En una economía como la nuestra, que es una economía fundamentalmente abierta, donde necesitamos diversificar nuestra economía a nivel internacional (tenemos una relación económica fundamentalmente con Estados Unidos), creo que desde la cancillería tenemos muchísimo que hacer. Entonces, la tarea de la cancillería no está destinada únicamente al marco político, sino también al desarrollo económico. Nos espera mucho trabajo orientado hacia América del Sur. Hemos avanzado en estos últimos cinco años, pero no hemos logrado aún entrelazarnos e integrarnos en las economías del sur como en las economías de América Central. Entonces, creo que el gran reto es diversificar y ampliar el mercado, el mercado propio que es Centroamérica y América del Sur. En lo que respecta a la seguridad, en cancillería jugamos un papel fundamental. El problema de inseguridad es un problema que no puede verse aislado en un solo país, ya que somos un país muy pequeño. En Centroamérica las fronteras son muy cercanas. Para que se dé una idea, en dos horas puedo llegar a la frontera de Guatemala. Esa interrelación entre países implica que los problemas de seguridad no pueden verse solamente en términos de país, tengo que comprenderlo en un marco regional centroamericano. Entonces, las cancillerías son fundamentales, para enfrentar el problema de la seguridad. Por primera vez, tenemos una estrategia regional para enfrentar la inseguridad. Necesitamos que esta estrategia se convierta en políticas públicas específicas en los países, que podamos coordinar las informaciones de seguridad, que se comprenda que no se puede combatir la inseguridad por separado. El otro tema que el presidente seguro mencionó y que es central para no- sotros es el tema de la desigualdad. Seguimos siendo, como en toda América latina, países muy de- siguales. Hemos hecho un avance histórico respecto de la inversión en políticas sociales. Entonces, en el marco de las relaciones internacionales buscamos compartir conocimientos, información con los hermanos de América latina para conocer las mejores estrategias, las políticas públicas más adecuadas. En este sentido, las cancillerías tenemos esa gran cualidad –aunque puede ser también un defecto– y es que nos metemos en todos los temas.
–Recientemente volvieron de una gira por América Central. ¿Cuáles fueron los temas centrales conversados con los pares de la región?
–Hubo una gira del presidente electo por Centroamérica, no hubo por otros países de América latina. He acompañado al presidente electo en el acto de toma de posesión del presidente Solís de Costa Rica. Tuvimos una reunión con el presidente Evo Morales, donde se tocó el tema de la cumbre de los G-77, que se va a realizar en Santa Cruz, Bolivia. El presidente Evo Morales quería plantear la importancia de esa cumbre y la importancia de la participación de El Salvador. Con el presidente Evo Morales tuvimos otras reuniones, una en el marco de la Celac en La Habana y nos habíamos reunido todos los países de Centroamérica con él. El presidente de Bolivia está trabajando por tener una cumbre histórica y yo creo que lo van a lograr.
–Uno de los acontecimientos fundamentales que se esperan tras la toma de posesión es la inclusión de El Salvador a Petrocaribe. ¿Cuál es su opinión sobre las acusaciones de Arena que indican que la entrada a Petrocaribe implica que la deuda contraída por las empresas Alba en El Salvador se convierta en deuda soberana? ¿Cuál es la importancia de ingresar a Petrocaribe para El Salvador?
–La realidad es que nosotros estuvimos en algunas reuniones de Petrocaribe como observadores. Habíamos recomendado ya que era necesario formar parte de Petrocaribe. Las ventajas que se tienen son muy importantes, sobre todo en un país que necesita mucho financiamiento para la agenda social. El presidente electo lo ha planteado, la entrada de El Salvador a Petrocaribe es contundente. No hay dudas en la necesidad de hacerlo. Las ventajas son muy importantes para el país. Lo que lograríamos gracias a ese financiamiento a largo plazo nos permitiría mantener una agenda social importante para el país. Creo que vale la pena que lo hagamos. El nuevo secretario técnico de la presidencia, que es el organismo que en mi país realiza la planificación y articula todos los ministerios, está muy decidido a avanzar en esa dirección, pero los pasos a seguir se van a definir de a poco. Entonces, se está desmitificando ese miedo de cualquier relación internacional ligada al sur de América. La gente está muy de acuerdo en la necesidad y la importancia de ingresar a Petrocaribe. Estoy seguro de que a pesar de la oposición de algunos sectores la gran mayoría comprende la importancia que tiene.
–En este sentido, ¿qué posición sostiene el país respecto de Venezuela?
–Nosotros somos respetuosos de lo que cada país atraviesa en sus procesos internos. Estamos muy contentos por lo que están haciendo los cancilleres de Unasur, para iniciar un diálogo que lleve a la solución del conflicto. Esperamos que esto dé frutos lo más pronto posible. Lo que sí creemos fervientemente es que Venezuela tiene su propio proceso democrático y que eso hay que respetarlo. El gobierno del presidente Maduro es un gobierno elegido democráticamente y tiene sus propias reglas y hay que respetarlas, por supuesto. Promovemos el diálogo para la paz, porque nuestro país salió del conflicto gracias al diálogo y la negociación. Esto es lo que promulgamos en el mundo. En la medida en que se puedan entender las partes entre sí hay que encontrar una solución. Nosotros cuidamos mucho nuestra paz y la democracia porque nos ha costado muchísimo trabajo conseguirla. Detrás de esto hay mucha gente que quedó. Lo que tenemos hoy lo logramos gracias al diálogo. Hoy, es el punto más importante en la historia reciente de mi país.
–Así como la discusión sobre la ley de Telecomunicaciones y la idea de llevar computadoras a los colegios, el FMLN tiene la intención de hacer llegar a más ciudadanos estas herramientas. ¿Las computadoras serán fabricadas en el país? ¿En qué modelo se inspiran para llevar adelante este tipo de políticas públicas?
–Hicimos algunos proyectos piloto en este sentido. No es claro cómo lo resolveremos, pero sé que es un punto central en los planes de trabajo. El nuevo secretario técnico está trabajando sobre el plan de los próximos cinco años. Espero que podamos conseguir los fondos y sobre todo el apoyo en términos de conocimientos y experiencia de otros países de América latina que llevan adelante políticas públicas muy interesantes en ese sentido.
–La presidencia de Sánchez Cerén entra en sintonía con otros países de la región. ¿Qué aspectos específicos se fortalecerán contando con esta ventaja?
–Estoy seguro de que en estos cinco años vamos a fortalecer mucho más la relación con los hermanos latinoamericanos, que es muy importante, para ir construyendo esa patria grande que necesitamos todos. Entiendo que en el futuro se retomará la agenda de visitas hacia Sudamérica. Lo cierto es que el presidente electo es consciente de la necesidad de articular mucho más con América del Sur.
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