No se reconoce como divulgador científico, sólo tiene ganas de transmitir todo lo que sabe, dice. Lo cierto es que Fabricio Ballarini, egresado en Ciencias Biológicas de la UBA en 2007 y doctorado en el Laboratorio de Memoria de la Facultad de Medicina en 2013, trabaja por difundir su estrategia neuroeducativa en el ámbito escolar desde hace varios años.

En octubre de 2009, realizó su primera investigación sobre el impacto de la novedad en los aprendizajes en ocho escuelas de la provincia de Buenos Aires. Al año siguiente, presentó sus resultados en la revista científica Plos One y, más tarde, en congresos nacionales y en Florencia, Barcelona y Madrid. En diciembre de 2013, junto a colegas, dio el puntapié a las jornadas Educando al Cerebro, un ciclo de charlas cortas donde distintos especialistas presentan temas que articulan ciencia y educación de manera simple y atractiva, destinados a docentes, investigadores, médicos y estudiantes. A la fecha, unas 7600 personas de ciudad de Buenos Aires, Córdoba, Río Negro, Entre Ríos y Santa Fe presenciaron estas exposiciones, que cuentan con el apoyo del Conicet, el Colegio Nacional de Buenos Aires y la Sociedad Argentina de Investigaciones en Neurociencia (SAN).

Empezó a colaborar como columnista de neurociencia en el programa Tenemos malas noticias, de Vorterix, en abril de 2014. Allí realiza experimentos con los oyentes al aire y trata sobre temas de coyuntura atravesados por una mirada científica. En la actualidad, continúa con sus investigaciones en las escuelas como integrante del Conicet y tiene en mente sacar un segundo trabajo con nuevos análisis sobre las estrategias científicas empleadas en el mundo académico. Además, publica en revistas científicas y brinda conferencias y capacitaciones en Argentina y en el exterior. “La memoria es parte de tu identidad. La cultura, los aprendizajes, quién soy yo, qué es mi entorno, todo se basa en la memoria. Sin memoria no hay transmisión, no hay comunicación, no hay lenguaje, no somos nada –explica Ballarini respecto a la plasticidad del cerebro, moldeada a fuerza de circunstancias–. Cuando entendí cómo es y cómo se guarda, me pregunté por qué lo hago con determinados recuerdos y olvido otros, y quedé fascinado. A veces no le creo mucho a mis propios recuerdos.”