DISCOS
El jazz, su segundo hogar y una brillante colección
Se editaron localmente diez de los volúmenes de la serie “Jazz in Paris”. Los Cd, con grabaciones de músicos como Getz, Armstrong y Gillespie, se venden a 14 pesos.
Por Diego Fischerman
Jean Paul Sartre empieza La náusea con Roquentin escuchando una banda de jazz. Para Louis Malle, los únicos sonidos posibles de su Ascensor al cadalso eran los de Miles Davis imnprovisando en una sala de proyección. Y el St. Germain de Boris Vian no podía tener otra banda sonora que el incipiente be-bop y su propia trompeta. El jazz, por su parte, rindió homenaje varias veces a París, a sus abriles, sus amores, sus plazas y sus primaveras. Tal vez porque esas calles donde los estudiantes, en la Edad Media, se burlaban de los transeúntes en latín, fue más permisiva con las drogas, quizá porque ya desde Josephine Baker (y, antes, desde la Feria Internacional) lo exótico y, en particular, lo emparentado con las culturas africanas había sido particularmente seductor para los parisinos, el jazz encontró un segundo hogar.
Bud Powell fue la figura más notoria entre quienes fijaron su residencia a orillas del Sena. Pero una multitud de músicos de jazz de primera línea, entre ellos Louis Armstrong, Stan Getz, Dizzy Gillespie, Chet Baker, Don Byas y Mary Lou Williams pasaron allí largos períodos, tocando y grabando. En París llegó a haber guerras entre los nuevos del bop –capitaneados por Vian, es claro– y los viejos del hot, con heridos y todo, y allí, en 1931 –ocho años antes que en Estados Unidos– apareció una revista especializada en jazz. Jazz in Paris es el nombre de la brillante colección del sello Verve que recorre ese universo cultural. Allí se rescatan grabaciones de muchas de estas figuras imprescindibles del género, algunas de ellas inéditas hasta el momento y las demás inconseguibles desde sus ya remotas ediciones en vinilo. El lugar común es, desde ya, su lugar de grabación. Y las bellísimas tapas, con poéticas fotos de París en luminoso blanco y negro, lo pone en escena.
Más allá del valor documental, de la magnífica presentación y de una remasterización notable de los registros originales, en la colección hay algunas joyas musicales que no deben ser pasadas por alto. Una de ellas es, sin duda, la grabación del show que el cuarteto de Stan Getz dio en la Salle Pleyel el 13 de noviembre de 1966. Junto al saxofonista están un muy joven Gary Burton (que por esos años también lo acompañó a Buenos Aires), el excelente bajista Steve Swallow y un baterista excepcional, señalado por muchos como el introductor de la polirritmia en su instrumento, Roy Haynes. Todo el CD es imperdible pero se destacan, especialmente, la versión en vibráfono solo de “Edelweis”, de Rodgers y Hammerstein (de la comedia The Sound of Music o, como se la conoció aquí, La novicia rebelde), “Singing Song”, de Burton y “On Green Dolphin Street”.
El CD de Don Byas, un saxofonista que tocaba en el estilo bop antes de que el bop fuera inventado, es otra pieza de antología, al igual que los de Sidney Bechet (con grabaciones de 1948 y 1949), Chet Baker (en 1955) y Dizzy Gillespie (en 1972), con un sexteto que incluye al saxofonista Johnny Griffin, a Kenny Drew en piano, Niels-Henning Oersted Pedersen en contrabajo, Humberto Canto en percusión y uno de los más conspicuos miembros del movimiento del jazz parisino, el baterista Kenny Clarke. La colección abarca ya una treintena de títulos de los cuales la filial argentina del sello Universal acaba de editar localmente los primeros diez (que tienen un precio estimativo de $14), respetando la calidad de la edición europea. Estos volúmenes ofrecen registros de Louis Armstrong (en grabaciones de 1965), Bechet, Gillespie, el magnífico organista Eddy Louiss (en 1972, con Jimmy Gourley en guitarra, Guy Pedersen en contrabajo y Clarke en batería). Barney Wilen (en 1958 y con Milt Jackson, Percy Heath y Clarke –tres cuartos del Modern Jazz Quartet– más Guna M’Bow en percusión), Chet Baker, Mary Lou Williams, Byas, Getz y Michel Legrand -el célebre autor de músicas de películas–, con un trío de jazz y haciendo temas que homenajean, obviamente, a París, desde “April in Paris” y “Paris in Spring” hasta “The Last Time I Saw Paris”.