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PIAZZOLLA & AMELITA BALTAR
Idem. Trova, 2005

Entre la infinidad de antologías de Piazzolla que contienen más o menos lo mismo, éste es uno de los discos originales: el que Baltar y Piazzolla grabaron en Milán en 1974, al comienzo del período Libertango. Parte es el mismo repertorio que ya habían registrado para Columbia (Balada para un loco y Chiquilín de Bachín, por ejemplo) y parte no. Entre lo muy poco escuchado están la Pequeña canción para Matilde, con texto de Neruda, y Violetas populares, sobre un poema de Trejo. D. F.



FOOTPRINTS LIVE
Wayne Shorter
Verve, 2002

Este álbum de Shorter publicado hace tres años en Estados Unidos y recién editado localmente (y a precio nacional) es uno de los mejores registrados por este extraordinario saxofonista y compositor en las últimas décadas. Junto al pianista Danilo Pérez, el contrabajista John Patitucci y el baterista Brian Blade, logra una interacción prodigiosa y los cuatro parecen estar tocando todo el tiempo en el filo de lo posible. Riesgo estético, swing, empuje, sutileza y una verdadera lección de jazz a cargo de un gran maestro en sabia compañía. D. F.




13 GRANDES ÉXITOS
Pablo Dacal y la Orquesta de Salón.
Indep. 2005

Un clima de descontrol elegante atraviesa buena parte de este CD concebido por Pablo Dacal. Siguiendo una línea imprecisa que en algún punto los vincula con grupos como la Pequeña Orquesta Reincidentes y Me darás mil hijos, esta “Orquesta de Salón” se atreve a todas las variantes aplicadas al concepto de “canción”. No le falta ironía al bautizar su primer disco 13 grandes éxitos; sus versiones de Fuiste mía un verano (Favio), Amor clasificado (Rodrigo) dan cuenta de esa borrosa frontera entre el homenaje cariñoso y la relectura cool. F. D.




WITH TEETH
Nine Inch Nails
Universal, 2005

La enfermedad de Trent Reznor disminuyó en términos de peligrosidad, pero su paranoia killer sigue disparando momentos intensos. Estuvo casi seis años incubando este With teeth: aquí le pasa por encima al apocalipsis urbano y se sumerge en otra metralla de sonidos saturados y desborde industrial. El tono, sin embargo, es menos retorcido. Lo prueban temas como The Hand that Feeds y Every Day is Exactly the Same. El solo hecho de que puedan ser tildadas de “canciones”, ya es todo un avance. F.D.