SOCIEDAD › DIALOGO CON EL FISICO GABRIEL BENGOCHEA

La energía oculta del universo

Las preguntas ¿qué es el universo?, ¿de dónde viene y a dónde va?, ¿existirá para siempre?, son el campo de trabajo de los cosmólogos, a quienes ahora la vida se les complicó con la energía oscura.

 Por Federico Kukso

Los cosmólogos y demás científicos que estudian el universo a gran escala suelen ser personas embebidas de preguntas de peso del tipo ¿cómo nació el cosmos?, ¿de qué manera evoluciona? o, peor, ¿cuál será su destino final? Pero cuando pensaban que tenían suficiente con estos interrogantes y sus implicancias filosóficas (como de dónde venimos y adónde vamos), en 1998 salió a flote un nuevo ingrediente cósmico que complicó aún más las cosas: la “energía oscura”, vasta y misteriosa –que nadie vio porque no se puede ver– que estaría desgarrando el espacio. “Todavía no hay nada seguro que diga ‘la energía oscura es esto’; sin embargo, hay indicios”, preocupa y tranquiliza al mismo tiempo el físico Gabriel Bengochea, miembro del Grupo de Teorías Cuánticas Relativistas y Gravitación (encabezado por Rafael Ferraro) del Instituto de Astronomía y Física del Espacio (IAFE/UBA).
–¿Cuáles son esas pistas?
–El modelo del Big Bang, o sea, el modelo cosmológico que intenta explicar el universo en el que nos encontramos, sostiene que el espacio está constituido por tres formas de energía o materia. Una es la materia hecha por átomos: las galaxias, los planetas...
–Y nosotros.
–Claro. Todo eso constituiría solamente el 4 % de todo el contenido del universo. Se cree que otro 23% está formado por la “materia oscura”, que a diferencia de la materia común y corriente no estaría hecha por átomos, sino por algo que no sabemos qué es pero que tiene presencia. Y lo demás, el 73 %, sería energía oscura, que tampoco sabemos muy bien lo que es.
–Entonces, ¿qué se sabe?
–Desde 1929, gracias al astrónomo norteamericano Edwin Hubble sabemos que el universo se está expandiendo. A partir de 1998, un equipo de cosmólogos encontró que sus observaciones hechas a supernovas, estrellas muertas que sirven para medir distancias entre galaxias, se ajustaban solamente si se agregaba un nuevo contenido al universo. Ocurre que el universo además de expandirse se expande cada vez más rápido. Y ahí se empezó a hablar de energía oscura.
–Pero, ¿dónde estaría?
–Primero es preciso decir que la energía oscura no tendría masa y que estaría distribuida uniformemente por todo el universo actuando de manera no gravitacionalmente atractiva sino repulsiva. La energía oscura estaría en todo el espacio, llenándolo de manera uniforme. La materia común y corriente y la energía oscura no interactuarían. Y se llama “oscura” porque no se la puede ver en ninguna longitud de onda. Sí se infiere su presencia indirectamente. Lo que se trata de descifrar es la naturaleza de esta energía.
–Sería pues una cualidad más del universo, ¿no?
–Algo así como la culpable de la aceleración; algo inherente al espaciotiempo.
–Todo el universo que podemos ver, todas las estrellas, todo, en el inicio estaba contenido en una región del tamaño de un átomo. ¿La energía oscura también?
–Sí, lo que sucede es que actualmente uno u otro componente dominaría en el negocio del universo. La energía oscura hasta hace relativamente poco –en el sentido cosmológico– no se manifestaba. El universo se venía expandiendo pero cada vez más despacio; se venía frenando porque la materia ejercía su atracción gravitatoria que reducía el ritmo de expansión. Pero llegó un momento, cuando el universo tenía siete mil millones de años (la mitad de los años que tiene hoy), en el que la energía oscura pasó a dominar por sobre la materia hecha por átomos. Y a partir de ese momento el universo dejó de desacelerarse para acelerarse.
–Con todo esto, el universo sería aún algo más difícil de imaginar.
–Puede ser. Las mediciones actuales indican que el universo sería un plano gigante en expansión.
–Lo malo es que no podemos salir del universo, mirarlo y decir cómo es.
–Exacto, habría que agregar una dimensión más a las cuatro que se conocen (tres espaciales y la otra, el tiempo).
–Se dice que esta aceleración a medida que pase el tiempo hará que veamos cada vez menos cosas lejanas en el cielo pues acabarán desapareciendo ante nuestros ojos al alejarse de nosotros cada vez más de prisa. Y que dentro de 100 mil millones de años, el universo visible habrá desaparecido.
–Sí, eventualmente el universo morirá. Posiblemente se expanda cada vez más rápido (teoría del “Big Rip”). También hay modelos que dicen que esa expansión algún día comenzará a frenarse y a colapsar (teoría del “Big Crunch”). Es difícil de imaginarlo porque no podemos armar un universito en un laboratorio.
–Pero hay simulaciones...
–Sí, claro. Usando muchas computadoras se puede poner ciertos ingredientes en el universo, digo cómo están ligadas las cosas y hago que la computadora resuelva las ecuaciones y diga cómo esas cosas se van a mover y veo adónde llega. Justamente si ponés sólo materia hecha por átomos al día de hoy no hay ninguna simulación que logre reproducir el universo que observás. Sí o sí tenés que poner materia oscura y para modelar otros detallitos, energía oscura.
–Todo esto es bastante oscuro. Al lado de tanto espacio, ¿qué lugar tiene el ser humano?
–Un simple cálculo: nosotros estamos al lado de una estrella; esta estrella, el Sol, forma parte de una galaxia llamada la Vía Láctea que contiene –una más, una menos– aproximadamente 300 mil millones de estrellas. Y eso ocurre en solamente una galaxia, de las miles de millones que se cree que existen.
–Y eso es sólo el 4 por ciento de todo.
–Sí, hay que admitirlo: somos (casi) nada.

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Gabriel Bengochea, físico del Instituto de Astronomía y Física del Espacio (IAFE/UBA).
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