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“El caos económico y social” acecha a la Argentina. Así lo afirmó el jefe de Gabinete, Alfredo Atanasof, al referirse a la posibilidad de que la Justicia ordene dar marcha atrás con la pesificación. La cuestión depende ahora de la Corte Suprema, que deberá resolver en la apelación que prepara el Gobierno al reciente fallo de la Cámara en lo Contencioso Administrativo declarando la inconstitucionalidad de la medida. Frente a la sucesión de reveses jurídicos, el Ejecutivo optó por apuntar sobre la credibilidad de la Justicia al afirmar que existe una “continuidad causal” entre el tratamiento legislativo de la abolición de las jubilaciones de privilegio y los fallos judiciales. Además, tanto desde los bancos como desde el Gobierno, advirtieron que si se “despesifican” los depósitos deberá hacerse lo mismo con los créditos. El cavallismo, por su parte, reclamó la despesificación ante los tribunales y acusó al Gobierno de “presionar a la Corte Suprema para que no saque un fallo final” que la anule.
Tanto en el Poder Ejecutivo como en el sector financiero existen fundados temores de que la Justicia dé marcha atrás con la pesificación dispuesta por el decreto 214. En línea con declaraciones previas de Eduardo Duhalde, Atanasof vinculó las últimas decisiones de la Justicia con la media sanción en Diputados a la ley que deroga las jubilaciones de privilegio. “Sin ninguna duda, llama la atención que después de que el Parlamento le haya dado media sanción a (la eliminación de) las jubilaciones de privilegio incorporando las de los jueces, más allá del debate en cuanto a si es correcto o no el planteo, se hayan sucedido una cantidad de fallos que en muchos casos le podrían generar muchas complicaciones a la economía”, argumentó.
Sin embargo, Atanasof evitó responder directamente sobre el tema verdaderamente en juego en la pulseada con el Poder Judicial: el trámite del juicio político a los integrantes de la Corte Suprema demorado en la Cámara baja. Para el jefe de Gabinete, se trata de “un problema del Parlamento, donde hay distintas posiciones y en las que el Ejecutivo no participa”.
Al advertir sobre los efectos del fallo, el ministro sostuvo que si se hiciera la despesificación con los depósitos como ordena la resolución de la Cámara, habría que “hacerlo también con los créditos y para toda la economía”. Según Atanasof, volver atrás con la pesificación significaría entonces que “aquella persona que hoy está pagando un alquiler de 200 pesos, que antes eran 200 dólares, tendría que tener un ajuste para llegar a los 200 dólares, y esto verdaderamente podría generar una situación de caos económico y social”.
En tanto, y como si se tratase de un actor ajeno a los hechos, el ex ministro Domingo Cavallo decidió intervenir en la disputa. Para el autor del corralito, el temor a la despesificación sería “injustificado”, pues la medida sería útil para inducir una baja en la cotización del dólar. El insólito argumento de Cavallo presupone que los ahorristas, al saber que tienen guardados dólares en el banco, no saldrían a demandarlos al mercado de divisas. En el corto plazo, el efecto sería una baja en la cotización que “facilitará la reactivación de la economía”.
El pequeño detalle que Cavallo parece obviar es que, para que esto suceda, los dólares deberían estar efectivamente en los bancos. Detalle que, como quedó demostrado en la corrida de 2001 durante toda su última gestión en Economía, no parece verificarse. Sin embargo, esto no evitó el reclamo oportunista por una pronta despesificación.
En línea con su jefe, el diputado de Acción por la República Guillermo Cantini pidió a la Corte Suprema de Justicia que “anule” la pesificación por considerar que su implementación fue “confiscatoria”. Cantini, el principal operador de Cavallo en la Cámara baja, se negó a precisar el costo que tendría para el Estado subsidiar a los deudores bancarios si se mantuviese la asimetría entre créditos y débitos. “No se plantea volver al uno a uno, sino respetar los depósitos y si uno puso 10 mil dólares, quele devuelvan 10 mil dólares”, aseguró el legislador cavallista, que al igual que su jefe político no aclaró de dónde saldrían los dólares.
Por su parte, el economista de la ultraliberal FIEL Daniel Artana pronosticó que si prospera la despesificación se producirá una caída de bancos o una nueva hiperinflación. Según el fugaz secretario de Hacienda de Fernando de la Rúa integrando el equipo de Ricardo López Murphy, “si se mantiene la asimetría y se pide que eso sea de ejecución instantánea, es decir que la gente tenga acceso a los dólares, como los bancos cobran en pesos, dólares para devolver no tendrán”. Si esto sucede, “puede llevar a una liquidación masiva de entidades financieras y, si eso ocurre, la gente terminará con los bonos según la ley vigente. Y si no, el Banco Central tiene que dar redescuentos para cubrir la diferencia y, por lo tanto, lo que uno tiene es inflación”, concluyó.