Luego de varios años de negociaciones, el Fondo Monetario Internacional formalizó la reforma de su sistema de cuotas y de votos, otorgando mayor representación y poder a algunas economías en desarrollo. Ayer se hizo una votación en el directorio de la entidad, que arrojó un resultado favorable a la reforma del 93 por ciento. Argentina fue uno de los tres países, junto con Angola y las Islas Palau, que se opusieron a las modificaciones. Aunque en un principio abogó por cambios en el organismo, la propuesta del FMI dista de los reclamos argentinos.

El director del organismo, Dominique Strauss-Khan, consideró que “como resultado de estos cambios, la estructura de cuotas y votos del FMI será más dinámica y progresista” y agregó que “representa un paso importante hacia una redistribución del número relativo de votos en favor de los países emergentes y en desarrollo”. Las críticas llegaron de todos los frentes.

Para el Fondo, las modificaciones significan potenciar la voz y la participación en las decisiones del organismo de los países de bajos ingreso, al triplicarse sus votos básicos –el primer aumento de este tipo desde la creación de la fundación del FMI–. La reforma, considerada muy insuficiente por numerosos especialistas, prevé el traspaso de un bloque de derechos de voto fijado en 2,7 puntos porcentuales entre los países del Norte (57,9 por ciento) y los del Sur (42,1 por ciento). La nueva distribución de votos y de cuotas, que deberá ser actualizada cada cinco años, favorece a países como China, Corea del Sur, India, Brasil, México y también Estados Unidos. Los principales perdedores de esta redistribución de poder en el seno de la institución multilateral son Gran Bretaña, Francia, Arabia Saudita, Canadá y Rusia.

Las medidas concretadas ayer vienen a cerrar un proceso de reforma de la estructura financiera que había comenzado durante el último período de Clinton y que había quedado en segundo plano con los anteriores directores del FMI, principalmente con Anne Krueger. Aunque a grandes rasgos no cambia la distribución del poder al interior del organismo y en la actualidad la reforma no tiene mucha utilidad para los emergentes, en el futuro puede tener importancia.