El contador del Indec volvió a marcar 0,6 por ciento. Esa fue la inflación que registró el organismo en junio, el mismo resultado que había computado en mayo, cuando debutó el remozado Indice de Precios al Consumidor. Como el informe oficial ya no incluye un listado de precios –desde 2002 hasta abril pasado se publicaban los valores de unos 60 alimentos–, sino que sólo da cuenta de su variación porcentual, no hay forma de contrastar los datos. Lo que queda es una serie de interrogantes sobre aspectos básicos del diseño del nuevo IPC, que el Indec no parece dispuesto a aclarar. Por ejemplo, cuál es la nueva canasta de bienes y servicios, cuáles son sus ponderaciones, cómo operan las canastas móviles y por qué se quitaron determinados bienes y servicios de la medición y se dejaron otros.

El Indec tampoco hizo un empalme entre la antigua serie del IPC y la que empezó en mayo. Aun así, determinó que en los últimos doce meses –junio de 2008, julio de 2007– la inflación acumulada fue del 9,3 por ciento. Esta cifra es muy inferior a la que estiman consultoras privadas, que la sitúan en torno del 20 por ciento. Sin embargo, los relevamientos privados son sólo muestreos de alcance limitado, nunca comparables con las mediciones estatales. Frente a las incógnitas que deja planteado el dato oficial y la imposibilidad del sector privado de reemplazarlo, los ciudadanos del área metropolitana terminan sin poder manejarse con un índice certero.

Según el Indec, durante junio el rubro Alimentos y bebidas aumentó 0,7 por ciento, con un salto del 3,1 en frutas, seguido por un alza de 1,9 en panificados y pastas; de 1,7 en bebidas alcohólicas y de 1,2 en bebidas no alcohólicas. También observó subas en productos lácteos y huevos, del 0,7 por ciento; en verduras, del 0,6, y en azúcar, miel y dulces, del 0,4. En contrapartida, para el organismo la carne bajó 1,3 por ciento y los aceites tuvieron una fuerte caída del 2,9. El Gobierno llegó a un acuerdo con la industria aceitera para una baja de precios a fines de junio, pero el Indec ya verificó un importante descenso en los valores el mes pasado.

El secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, defendió anteayer el índice oficial. Fue durante su exposición en el Senado por las retenciones móviles. Allí afirmó que los únicos “números reales” en cuanto a inflación son los que difunde el Indec. “Los demás son presunciones de consultoras que vuelcan los resultados en función de quién les pague”, acusó. En lo que va del año, el IPC subió 4,6 por ciento.

El rubro que más aumentó en junio fue Equipamiento y mantenimiento del hogar, que lo hizo en un 1,6 por ciento. Esa es toda la información que presenta el Indec en ese punto, ya que desde mayo se excluyó de la medición la evolución del salario del personal doméstico y se dejaron de desagregar los datos sobre los aranceles de plomeros, gasistas y demás personal encargado de reparaciones. El segundo rubro con mayores alzas resultó Educación, con 1,5 por ciento. En ese caso, tanto los servicios educativos (cuotas de los colegios privados) como los textos y útiles escolares treparon 1,5 por ciento. Apenas más abajo quedó el rubro Atención médica y gastos para la salud, con un incremento de 1,3 por ciento. No hay más desagregación de los costos de medicamentos y prepagas, aunque las autoridades del Indec dijeron que se continúan midiendo.

El rubro Indumentaria subió 1,1 por ciento, con avances en todos sus productos: ropa interior (1,6 por ciento), ropa exterior (0,8) y calzado (1,5). El rubro Vivienda aumentó 0,8 por ciento, otra vez con un aumento destacado de los alquileres, de 1,3 por ciento. Finalmente, Esparcimiento subió 0,1 y Transporte bajó 0,1. Los precios mayoristas, en tanto, avanzaron 1,0 por ciento y el costo de la construcción subió sólo 0,1.