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En respuesta a la crítica a sus recetas, el Fondo Monetario Internacional (FMI) consideró que la crisis argentina es atribuible a problemas “principalmente domésticos” antes que externos y continuó insistiendo en la muletilla de que Argentina presente un plan “sustentable” como prerrequisito para destrabar desembolsos ya acordados. Tanto en el país como en Europa cayeron mal las declaraciones del director del organismo, Horst Köhler, respecto a que “no hay éxito sin sufrimiento”, una virtual demanda por más ajuste. “Los argentinos no necesitamos que nadie nos diga a nosotros cómo tenemos que sufrir”, reaccionó el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich. “A la población argentina ya se le pidió mucho esfuerzo y desgraciadamente no se obtuvieron resultados positivos”, destacó desde Madrid el ministro de Economía español, Rodrigo Rato.
Consultado por la prensa alemana acerca de la actitud que asumirá el FMI en la crisis argentina, Köhler volvió al conocido comodín de que primero Argentina debe tener un plan creíble y sustentable, es decir, a la medida de sus demandas. No obstante el default argentino, el funcionario se mostró generoso: “La semana pasada decidimos dar a Argentina un año más para hacer un pago de (unos) 900 millones de dólares, que vencía. Le damos tiempo al país para que elabore una estrategia general. Si el nuevo programa es convincente, otorgaremos ayuda financiera adicional”, señaló. Sin embargo, “tengo la clara intención de que el Fondo en principio debería ser restrictivo cuando se trata de operaciones de apoyo financiero”, completó.
Además, el número 1 del Fondo consideró que las causas de la crisis argentina son principalmente domésticas. “Cuando los políticos y la sociedad de Argentina reconozcan y acepten esto, la crisis podrá convertirse en un punto de partida desde el cual se reconstruirá un futuro bueno para el país. El FMI está listo para ayudar”, concluyó.
Desde Argentina, en tanto, funcionarios y mandatarios provinciales criticaron las declaraciones anteriores de Köhler, acerca de que “no hay éxito sin sufrimiento”. “Los argentinos estamos experimentando con mucha crudeza el sufrimiento”, contestó Jorge Capitanich. “Y no necesitamos que nadie nos diga cómo tenemos que sufrir”, completó. En rigor, el número 1 del Fondo no se había referido a la forma del sufrimiento, sino su necesaria continuidad para hacer efectivo el apoyo del organismo.
También respondió con crudeza el gobernador de Santa Cruz, Néstor Kirchner, quien aseguró haber coincidido con el presidente, Eduardo Duhalde, en que la negociación que se emprenda con el Fondo Monetario Internacional (FMI) “no pude ser de sumisión”. “No podemos seguir soportando políticas de sometimiento sin rumbo”, afirmó Kirchner, y señaló que Köhler parece que “cree que en la Argentina somos marcianos, y es una actitud casi perversa querer seguir profundizando políticas de ajuste”, aseguró.
El gobernador de la provincia de Buenos Aires, Felipe Solá, también criticó las declaraciones del titular del Fondo “¿Qué quieren de Argentina? La quieren impulsar a ser un país absolutamente fuera del sistema? ¿Quieren que sea Albania o Afganistán?”, se preguntó.
Pero no sólo en Argentina provocaron reacción las palabras de Köhler. Desde España, el ministro Rato expresó su solidaridad. “A la población argentina se le han pedido esfuerzos muy considerables en los últimos meses en términos de bajadas de salarios y de renta, y por desgracia estos esfuerzos no se han materializado en resultados positivos desde el punto de vista del crecimiento económico”, describió. No obstante, el ministro español recomendó que el gobierno argentino debe “marcarse unos objetivos presupuestarios claros, mantener un déficit público aceptable y unas políticas cambiaria y monetaria que aporten estabilidad”.
En tanto, los debates del Foro Social Mundial (FSM) y el Foro Parlamentario de Porto Alegre, conocidos como la contracara del Foro Económico Mundial, tendrán entre sus ejes de discusión “el ejemplo de la crisis argentina como exponente de políticas erradas impulsadas por elFMI”, destacaron fuentes parlamentarias europeas. Las discusiones del Foro que comenzarán el 31 de enero con la asistencia de más de 600 diputados de todo el mundo, buscarán respuesta para las responsabilidades sobre la crisis argentina.