ECONOMíA › DUHALDE DECIDIO COMO SE HARA LA PESIFICACION: DEUDAS Y DEPOSITOS A 1,40
Licuación de créditos y ahorros en dólares
Con la excepción de los créditos ya pesificados 1 a 1, se desdolarizará el resto de las deudas y todos los depósitos a una paridad de 1,40. Habrá un bono, con garantía de las retenciones petroleras, para compensar a bancos. Lobbies feroces de industriales y banqueros.
Por Roberto Navarro
Duhalde ya decidió lanzar la pesificación total de la economía de inmediato. Las deudas y depósitos en dólares van a pasar a pesos a una paridad 1 dólar igual a 1,40 peso, a excepción de los créditos hipotecarios menores de 100 mil dólares, prendarios de menos de 15 mil y personales de menos de 10 mil, que se cancelarán a la paridad 1 a 1. Mientras se mantenga el corralito los depositantes cobrarán por sus colocaciones transformadas en pesos un interés mensual y verán indexados sus ahorros por un índice que está elaborando el equipo económico. Los créditos tomados fuera del sistema financiero oficial, como los préstamos adeudados a escribanías y financieras, también serán pesificados 1 a 1, según se introdujo ayer en la Ley de Quiebras en el Senado (ver aparte). La intención de Duhalde es anunciar la medida en los próximos días y mandar el proyecto al Congreso para que la pesificación salga por ley. La decisión presidencial dejará ganadores y perdedores y el Gobierno prefiere cubrirse consiguiendo el mayor consenso posible entre los legisladores. Espera que la pesificación de la economía acelere la apertura del corralito, que tiene encerrados los depósitos y cerrado el crédito. Un paso imprescindible para conseguir la postergada reactivación económica.
La idea del Gobierno es que el Banco Central intervenga con más intensidad en el mercado libre los próximos días para mantener el dólar lo más cerca posible del cambio oficial. Así, la percepción sería que, entre la conversión a 1,40 y la indexación de los depósitos, recibirá sus fondos a un valor similar al que hubiera obtenido si se mantenían en dólares. Los bancos cobrarán la mayor parte de sus deudas en pesos a 1,40 y devolverán pesos al mismo valor. Las pérdidas que les ocasione el cobro de los préstamos más pequeños, que se pesificarán 1 a 1, las recuperarán mediante un bono estatal respaldado por las retenciones petroleras y parte de los desembolsos que vayan liberando los organismos internacionales.
Durante la última semana, el equipo económico y el propio Presidente fueron blanco del lobby de los distintos sectores económicos, que pugnaron por evitar cargar con el costo de la devaluación. El martes por la mañana Duhalde recibió a los titulares de los bancos americanos Citi y Boston, de los españoles Río y Francés y a la cúpula de la UIA. Luego de una década de desencuentros, industriales y banqueros volvieron a unirse en un lobby común. La propuesta que le acercaron al Presidente fue la pesificación 1 a 1 de deudas y depósitos y la entrega de un bono a cuatro años a los ahorristas equivalente a 40 centavos por cada dólar. El título iba a ser respaldado por las retenciones petroleras y los fondos que aportaran los organismos financieros internacionales. A diferencia de la propuesta que le había entregado De Mendiguren la semana pasada al Presidente, el nuevo proyecto preveía que el bono pagara un 20 por ciento de capital anualmente, más un índice de indexación, más un interés. De esta manera, esperaban quebrar la resistencia de Duhalde, que temía la reacción de la clase media.
Pero al Presidente y al equipo económico no los convencía la idea de emitir un bono, que corría el riesgo de perder valor en pocos días y desatar la ira de los ahorristas. En medio de las negociaciones el grupo de presión comenzó a dividirse. Los industriales propusieron cobrarle retenciones al campo para poder cancelarles los cuarenta centavos a los ahorristas en menos tiempo. Pero el Presidente no aceptó. Ayer por la tarde, Mendiguren estuvo en la UIA y resolvieron abrirse también de los bancos y proponerle al Gobierno mantener las deudas 1 a 1 y que los bancos devuelvan los depósitos en pesos a 1,40. La idea de los industriales era que el Gobierno pesifique los préstamos garantizados que canjearon por los títulos públicos en la Fase 1 del canje a una paridad 1,40 y con estos activos los bancos respondan a los ahorristas. Los banqueros saben que, si en la negociación de la deuda reciben pesos a 1,40 más un interés del 7 por ciento y un índice de indexación la sacan barata. Dada la situación financiera del Estado, la renegociación de la deuda puede ser mucho más dura para los acreedores. Pero, de todas maneras, no quieren resignarse a cobrar deudas en pesos 1 a 1 y pagar depósitos a 1,40. A esa altura, el Presidente sabía que si seguía el consejo de su ministro de la Producción y el resto de los industriales se ponía en contra a los banqueros y a los ahorristas, un cóctel que lo podía dejar sin trabajo de un día para el otro. Por otra parte, estaba seguro de que sería acusado de salvar a las grandes empresas en detrimento de los ahorristas. Los mayores deudores del sistema financiero son Pérez Companc, que adeuda 340 millones de dólares, y Repsol, que debe 310 millones, ambas petroleras exportan y reciben dólares por su producción. Pesificarles las deudas era licuarles su pasivo sin ninguna justificación.
El otro hecho que decidió a Duhalde a adelantar el anuncio de la pesificación fue la presentación que hizo el martes en el Congreso el interbloque conformado por el ARI, los legisladores disidentes del Frepaso, el Polo Social y el Frente para el Cambio. En la conferencia de prensa, que encabezaron Elisa Carrió y el Presidente del Banco Credicoop, Carlos Heller, se presentó una propuesta para abrir el corralito y devolver los depósitos en la misma moneda en que estaban nominados. La idea principal era que los bancos crearan un fideicomiso con los créditos que mantienen las principales empresas del país con el sistema financiero y que con ese instrumento salgan a pedir préstamos en el exterior para cancelar los depósitos de una sola vez. El ala política del Gobierno le advirtió al Presidente que la presentación de Carrió, que se había mantenido en silencio en las últimas semanas, podría desencadenar una cada vez más fuerte presión social para obligar al Presidente a cumplir su promesa de devolver dólares a los depositantes que realizaron sus colocaciones en esa moneda.