La construcción cayó en noviembre 5,8 por ciento y en lo que va del año acumula una suba de 5,1 por ciento, siempre con relación a igual período de 2007, según informó ayer el Indec. Las cifras revelan un freno en los últimos meses, coincidente con el inicio de la crisis financiera internacional, que se combinó con una paulatina desaceleración de la actividad del sector, iniciada a mediados de año. En abril el crecimiento interanual acumulado había sido del 14,2 por ciento y desde entonces fue cayendo casi sin interrupciones hasta llegar al 5,1 actual. El reciente anuncio de un ambicioso plan de obras públicas apunta a revertir esta situación en 2009. El Indec consultó a los empresarios sobre el impacto que tendrá la intervención estatal y la mayoría se mostró optimista. Otro dato que hace prever una recuperación de la actividad es el crecimiento de los permisos de edificación otorgados para la ejecución de obras privadas, los cuales crecieron 6,9 por ciento respecto de octubre.

Entre enero y mayo el crecimiento acumulado con respecto al mismo período de 2007 se mantuvo por encima del 10 por ciento, pero luego empezó a caer. En junio el alza fue de 8,8 por ciento. En julio hubo un leve repunte al 9 por ciento, siempre en el acumulado, pero en agosto la tendencia volvió a ser declinante y cayó a 7,4 por ciento. Septiembre insinuó una estabilidad al sostener un alza de 7,6 por ciento, pero en octubre nuevamente descendió otro escalón, esta vez a 6,8 por ciento y en noviembre la mejora se redujo a 5,1 por ciento, el valor más bajo de la serie, evidenciando el impacto que produjo en la actividad la crisis financiera internacional. La caída registrada en noviembre expresa la retracción en la venta de insumos. De hecho, el cemento cayó 15,2, el hierro redondo para hormigón 14,7 por ciento y los ladrillos huecos 2,2 por ciento.

Para revertir esta situación el Gobierno lanzó un plan de obras públicas que prevé incrementar la inversión pública en infraestructura durante 2009. El Indec consultó a los empresarios sobre el efecto que podría tener y las expectativas son favorables. Un 73,1 por ciento de los empresarios que se dedican a obras privadas estimó que el nuevo plan será positivo para el sector, mientras que el 19,2 por ciento consideró que su impacto será neutro y un 7,7 por ciento negativo. En cambio, entre los empresarios que se dedican a obras públicas, el 80,5 por ciento estimó un impacto positivo, el 17,1 por ciento lo consideró neutro y un 2,4 por ciento negativo.

Los resultados varían al consultar a los empresarios sobre cómo evolucionará la actividad el año próximo. Entre quienes realizan principalmente obras privadas el 50 por ciento opinó que la situación se mantendrá estable en 2009, el 38,5 por ciento estimó una disminución y el 11,5 por ciento dijo que aumentará. En el caso de las empresas dedicadas a la obra pública, las opiniones son similares. Un 33,4 por ciento estimó que la actividad no cambiará, el 33,3 por ciento estimó que habrá una baja y el 33,3 por ciento restante dijo que aumentará. La diferencia entre el optimismo manifestado por el plan de obras públicas y la cautela por la evolución de la actividad durante el año próximo, revela que los empresarios identifican al plan como un elemento central para mantener el nivel de actividad, pero no lo ven lo suficientemente ambicioso como para apuntalar un nuevo despegue del sector.