Luego de tres semanas de negociaciones, la carrera de Barack Obama para lanzar un plan de estímulo fiscal llega a su fin. La Cámara de Representantes aprobó ayer el paquete consensuado entre republicanos y demócratas por 789 mil millones de dólares. El proyecto se envió inmediatamente al Senado, que lo estaba por votar anoche. Aunque el oficialismo no tiene mayoría automática en la Cámara alta, en la Casa Blanca descontaban la aprobación que, esperan, frene la caída libre en la que se encuentra la economía y genere entre 3 y 4 millones de puestos de trabajo.

Pese a la relevancia de las rebajas impositivas y a los recortes que se le hicieron en áreas como educación, energías renovables y salud, el plan no recibió ni un solo voto positivo de los congresistas opositores. La votación terminó 246 a 138. “Después de todo este debate, la legislación se puede resumir en una sola palabra: trabajos. Los estadounidenses necesitan acción”, apuntó la congresista Nancy Pelosi, de California. Desde la oposición lamentaron que una propuesta que debía ser sobre “empleo, empleo y más empleo” terminara siendo sobre “gasto, gasto y más gasto”. Los demócratas y Obama reconocen que el plan “no es perfecto”, pero sostienen que por lo menos frenará la caída de la economía. Descontando la aprobación de su proyecto, Obama advirtió este viernes a empresarios en la Casa Blanca que “este plan es una etapa crítica, pero aunque importante, es solamente el comienzo de lo que creo todos ustedes entienden que será un largo y difícil proceso de recuperación de nuestra economía”. El mandatario subrayó que para enfrentar realmente la crisis, se debe atender al “sector financiero, para lograr que el crédito fluya nuevamente hacia las familias y las empresas. Debemos enfrentar la crisis en el sector inmobiliario, que ha sido uno de los orígenes de nuestros desafíos económicos”.