El Banco Central modificará las metas del Programa Monetario. El tema será debatido hoy por el directorio, donde existe consenso sobre la necesidad de ajustar los objetivos al nuevo contexto económico. Las autoridades de la entidad argumentan que las estimaciones de fines del año pasado quedaron desactualizadas porque se basan en un crecimiento del PIB de sólo 2,5 por ciento, cuando a esta altura las proyecciones oficiales rondan los nueve puntos. Cerca de la presidenta Mercedes Marcó del Pont niegan que el ajuste sea para ocultar un desborde monetario, como acusan economistas ortodoxos de la city, y afirman que la modificación se torna imprescindible frente a la fuerte expansión del nivel de actividad. La corrección elevará la meta anual de M2 –la cantidad de dinero en manos del público, depósitos en cuenta corriente y cajas de ahorro–.

Durante los dos primeros trimestres del año los objetivos cuantitativos del Programa Monetario se cumplieron. Sin embargo, desvíos observados a principios del tercer trimestre dieron lugar a distintas consultoras privadas a señalar al Banco Central como el responsable de “un desborde monetario que causa inflación a partir de la emisión de dinero”. En la dirección de la autoridad monetaria sostienen que la adecuación de las metas a la realidad macroeconómica actual no responde a la posibilidad de que la emisión de dinero y el supuesto incumplimiento de las metas implique un mayor incremento de precios, sino más bien intenta evitar que la política monetaria se convierta en una herramienta contractiva para el nivel de actividad.

El Programa, elaborado durante los últimos meses de 2009 por la gestión de Martín Redrado, prevé un crecimiento del PIB de 2,5, las mismas proyecciones que figuran en el Presupuesto. Hoy, en el Central estiman un alza del producto que roza el 9 por ciento. “Hasta el momento, el Programa no se incumplió. Pero, dado el nivel de crecimiento económico actual, si no se ajustan las metas y el Banco opera para cumplir los objetivos actuales, corremos el riesgo de convertir a la política monetaria en un instrumento contractivo y enfriar la actividad. Eso es algo que no vamos a convalidar. La oferta y demanda de dinero están acompañando el nivel de actividad”, señalaron a Página/12 en el BCRA.

En paralelo, se desarrolla el trasfondo político. Aunque una porción mayoritaria del directorio del Banco Central rechaza la idea de que la emisión de dinero cause inflación, sus miembros reafirman el compromiso del banco con el cumplimiento de esas políticas, adecuando los objetivos cuantitativos a la situación macroeconómica. Así, buscan evitar exponerse a los cuestionamientos que surgirían desde la City porteña si se incumplen las metas. La intención de preservar un bajo perfil coincide también con el vencimiento del mandato de seis miembros del directorio el próximo 23 de septiembre, incluido el de la presidenta Marcó del Pont, que está completando el período de su antecesor.