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El titular de Federación Agraria, Eduardo Buzzi, afirmó ayer que dentro de la Mesa de Enlace lo hacen sentir como un “colaboracionista” por negociar con el Gobierno, pero ratificó la posición de su entidad. “Somos críticos de un gobierno que ha hecho muchas cosas mal, pero también entendemos que hay que discutir para resolver”, sostuvo. Además, negó que la Mesa de Enlace esté rota, aunque dejó en claro que ese espacio actualmente no es funcional a sus intereses porque “tiene diálogo cero” con el oficialismo. El federado realizó esas declaraciones en la Conferencia Industrial Argentina donde coincidió con Hugo Luis Biolcati. El presidente de la Sociedad Rural también reconoció las diferencias al afirmar que “hay poco diálogo con Buzzi”. Igual, ambos se saludaron sonrientes frente a las cámaras.

“Cuando no sos funcional, cuando declarás autonomía y te desmarcás, en ese caso te transformás en un bicho raro”, se quejó el dirigente ruralista, quien se preocupó por señalar que critica distintas acciones del Gobierno como el proyecto de Presupuesto 2011, el pago de la deuda con el Club de París y el cierre de las exportaciones de trigo. Al respecto, dijo que “el presupuesto que han hecho es un dibujo” y señaló que “esto de pagarle con tanta premura (al Club de París) también es algo que nos va a encontrar de la vereda de enfrente, porque primero hay que pagar la deuda interna”. Igual el federado reconoció que “el hecho de negociar con el Gobierno nos ubica como colaboracionistas”.

La cercanía de Buzzi con el Gobierno se produjo en los últimos meses a raíz de las gestiones que llevó adelante el ministro de Agricultura, Julián Domínguez. El funcionario tuvo claro desde que asumió el cargo que para desactivar el conflicto con la Mesa de Enlace era necesario negociar con la Federación Agraria. El distanciamiento de los federados con el kirchnerismo no se había producido por cuestiones ideológicas ni por la realidad que atravesaba el campo, sino porque el gobierno de Néstor Kirchner se negó a otorgarle a la entidad una serie de ventajas. De hecho, uno de los primeros desencuentros se produjo a mediados de 2006 cuando la entonces ministra de Economía, Felisa Miceli, rechazó el pedido de los federados para crear una Subsecretaría de Agricultura Familiar y poner a un hombre de la entidad al frente.

Allí se comenzó a enfriar una relación que se rompió luego de la sanción de la Resolución 125. Primero el kirchnerismo intentó negociar con Federación Agraria para quebrar el frente común de los ruralistas, pero cuando no pudo decidió dinamitar los puentes quitándole el manejo de las cartas de porte, un negocio que históricamente había manejado la Federación. Cuando llegó al ministerio, Domínguez se propuso de-sandar ese camino no con palabras sino con aportes de dinero para subsidios y obras. Por ejemplo, en Entre Ríos logró una foto con Alfredo De Angeli después de otorgar 42 subsidios a pequeños productores citrícolas por un total de 357 mil pesos y formalizar un anticipo de 500 mil pesos para iniciar la construcción de una fábrica de jugos en Villa del Rosario.

En el Ministerio de Agricultura no ocultan este esfuerzo deliberado por seducir a los federados. De hecho, aseguran que la tercera parte de los recursos que se asignan directamente desde esa cartera se realizan actualmente con participación de la Federación Agraria. Esa es la razón principal por la cual Buzzi decidió tomar distancia de sus viejos compañeros de ruta, en un contexto donde la Mesa de Enlace ya no es lo que era. Además, la segmentación de las retenciones, la ley de arrendamientos y el plan agroalimentario dividen aguas dentro de la Mesa de Enlace porque los grandes productores no están interesados en convalidar esas iniciativas.

También influyó en la decisión el ninguneo que padecieron los federados por parte de Confederaciones Rurales y Sociedad Rural, sus principales socios en la Mesa de Enlace. Cuando hubo que elegir los presidentes de las comisiones de Agricultura de Diputados y el Senado, CRA puso a un dirigente suyo en Diputados y Sociedad Rural a una empresaria propia en el Senado, dejando a la Federación Agraria con las manos vacías.