El secretario de Finanzas, Hernán Lorenzino, viajó anoche a Francia para continuar con las negociaciones con el Club de París. El objetivo es definir el monto final de la deuda que se le abonará a este grupo de acreedores. Según cálculos oficiales, al 30 de septiembre de 2001, último registro previo al default, eran 6050 millones de dólares, pero la discusión está centrada en los intereses que podrían elevar ese monto a cerca de 9000 millones. A mediados de enero, desde el Club dejaron trascender que la diferencia entre lo que pretende cada una de las partes es de apenas 2 por ciento. La semana próxima el ministro de Economía, Amado Boudou, también tiene previsto viajar a Francia para participar de una reunión del G-20, aunque su principal interés estará centrado en las reuniones paralelas que mantendrá con su par francesa, Christine Lagarde, y el titular del Club de París, Ramón Fernández.

El Club de París es un consorcio integrado por 19 países desarrollados, pero cerca del 90 por ciento de la deuda argentina se encuentra repartida entre seis países: Alemania, Japón, Holanda, Italia, España y Estados Unidos. Durante la presidencia de Néstor Kirchner comenzaron los primeros contactos para regularizar los pagos, pero apareció en escena un impedimento que bloqueó la resolución del tema. El club exigía a los países endeudados presentar un esquema de sustentabilidad de su deuda y el compromiso de adoptar políticas que aseguren su repago en el tiempo, en el marco de un acuerdo con el FMI.

Ese obstáculo quedó superado en noviembre del año pasado cuando el Club de París finalmente aceptó negociar sin la intervención del Fondo. A partir de entonces comenzó la discusión sobre el monto de la deuda. Esta es la suma de una serie de préstamos bilaterales con los países y en cada caso particular el cómputo de los intereses punitorios es diferente. En un primer momento, desde Economía dejaron trascender que habían recibido muchos reclamos sin la documentación respaldatoria y que no estaban dispuestos a aceptarlos, pero con el paso de las semanas las posiciones se fueron acercando y la semana próxima en París el ministro Boudou podría acordar los últimos detalles sobre la cifra final a cancelar.

Además del monto, lo que también está en debate es la forma de pago. La intención oficial es cancelar en seis años, con pagos incrementales durante 24 trimestres. Se busca implementar un sistema similar al pactado con España en 2007 por la deuda de casi 1000 millones de dólares por un préstamo que había recibido el gobierno de la Alianza. El acuerdo dividió los pagos en cuatro grupos: el monto de cancelaciones de los primeros ocho trimestres fue más bajo, en los siguientes cuatro hubo que pagar más, los ocho trimestres posteriores fueron aún mayores y los últimos cuatro son los más elevados. Los países acreedores del Club, en cambio, quieren que Argentina termine de cancelar todo en un plazo máximo de 18 meses.

Este no es el único frente de batalla que le queda al Gobierno en materia de deuda. Ayer se conoció que el fondo buitre NML le reclamó a la Justicia de Estados Unidos que los Bancos de Pago de Basilea (BIS) y el Nación informen sobre todas las cuentas comerciales que mueve la Argentina en el exterior. “Es otro manotazo de ahogado de los fondos buitre”, afirmó Boudou al ser consultado sobre el tema.