Martes, 8 de febrero de 2011 | Hoy
EL MUNDO › PRIMERA AUDIENCIA POR EL PEDIDO DE EXTRADICIóN DE SUECIA
La defensa del fundador de Wikileaks acusó a Suecia de arbitrariedad y alegó que la definición misma del término “violación” es diferente en Reino Unido que en aquel país. El temor a que su cliente termine en EE.UU.
Por Marcelo Justo
El fundador de Wikileaks, Julian Assange, enfrentó a las cámaras a la salida de la Corte de Belmarsh, al sudeste de Londres, con un aire entre cansado y desafiante. “Durante cinco meses mi vida ha estado encerrada en una caja negra que tenía la etiqueta de violación. Ahora, finalmente, estamos abriendo esta caja y demostraremos que está vacía”, dijo.
En la primera audiencia por el pedido de extradición de Suecia al Reino Unido brillaban Bianca Jagger, Jemina Khan, el ex ministro laborista Tony Benn y otras luminarias que han apoyado a Assange contra viento y marea. El jefe de la defensa, Geoffrey Robertson, usó munición gruesa para contrarrestar las acusaciones de la fiscalía sueca de que Assange había violado a dos mujeres. Robertson acusó al Estado y a la Justicia suecos de arbitrariedad, y señaló que Assange podría ser juzgado a puertas cerradas en Suecia y extraditado a Estados Unidos, donde quedaría expuesto a torturas y a la pena de muerte.
El abogado recordó que el candidato republicano Mick Huckabee propuso la ejecución de los responsables de la filtración de los cables diplomáticos estadounidenses. Robertson también puso en la mira la reputación de Suecia como paraíso de los derechos humanos, acusando al Estado de “cometer múltiples violaciones a la prohibición de la tortura”, entre las que se encuentra la expulsión de un ciudadano egipcio, además de la autorización para operaciones de servicios secretos estadounidenses en las llamadas “entregas extraordinarias”. La defensa cuestionó además la definición del término “violación”, diferente en Suecia y en otras partes del mundo, y el hecho de que la Justicia sueca no ha acusado formalmente a Assange sino que simplemente quiere interrogarlo, algo que podría hacer por Internet o a través de la policía británica y que, según Robertson, constituye una irregularidad procesal. El caso tiene una complicación adicional: la definición de violación en Suecia es mucho más amplia que en el Reino Unido. Traducido del sueco al español, la acusación que se le hace a Assange es la de –literalmente– “sexo con sorpresa”, que incluye la idea de forzar a la otra persona a una actividad sexual. Según filtraciones que han circulado por Internet, una de las dos mujeres dice que Assange la forzó sexualmente sin usar condón mientras dormía, pero que luego de una breve discusión consintió la relación sexual. La segunda mujer lo acusa de haber roto deliberadamente el condón que guardó durante una semana mientras Assange se quedaba en su casa. El condón forma parte de las pruebas que tiene la Justicia sueca y recuerda la famosa prenda de Monica Lewinsky en el caso sexual de la década del ‘90 que puso en jaque la presidencia de Bill Clinton. El caso se cerraría con la intervención hoy de la fiscalía, pero no se espera un dictamen hasta fin de mes; aun en ese caso, las partes pueden apelar el fallo, lo que extendería por un tiempo considerable la resolución del Assange affair.
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