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Dio todos los detalles posibles, repitió una y hasta dos veces las mismas preguntas, con diplomacia disparó contra de la década menemista y, a pesar de que le generó cierta molestia, respondió cuestiones relacionadas con su posible participación en la campaña electoral. Todo con tal de conseguir el compromiso de aprobar el paquete impositivo con el que el Gobierno procura apuntalar la recaudación tributaria y cumplir con las exigencias del Fondo Monetario Internacional. A pesar de las dos largas horas donde advirtió que ante el menor desvío “se cae el acuerdo con el Fondo”, el ministro de Economía, Roberto Lavagna, sólo consiguió un módico apoyo de 40 de los 120 diputados que tiene el PJ en la Cámara baja.
Lavagna llegó hasta el bloque oficialista con la intención de conseguir que los diputados aprueben dos proyectos que considera imprescindible para mantener en pie el acuerdo con el FMI: la modificación que transforma la suma fija a porcentaje del Impuesto a la Transferencia de los Combustibles (ITC) y la rebaja de la alícuota del Impuesto a las Ganancias del 35 al 30 por ciento.
Con respecto al ITC, el ministro tuvo que lidiar con la propuesta del mendocino Arturo Lafalla, quien es partidario de imponer un impuesto en lo que se denomina en boca del pozo. Lavagna no se mostró contrario pero consideró que esa iniciativa llevará tiempo y es por ello que propuso que los cambios que él impulsa se aprueben de manera “inmediata” y que la norma tenga una vigencia “de emergencia” por un año, para que durante ese tiempo se analicen las alternativas propuestas. A manera de bonus track, el ministro les aseguró que la mejoría en la recaudación del ITC beneficiará a las provincias porque parte de ese dinero irá a la coparticipación. Esto generó más de una sonrisa entre los legisladores.
En cuanto a Ganancias, el funcionario se opuso con dureza a la intención de algunos legisladores de incorporar el ajuste por inflación. Lavagna fue tajante: “Generaría una caída en la recaudación que no podemos permitir”. Dijo que la mejor alternativa es reducir el porcentaje del 35 al 30 por ciento, pero aclaró que si esto generaba problemas, él era partidario de que la norma quede tal como está.
El encargado de darle una respuesta al ministro fue el duhaldista José María Díaz Bancalari. El bonaerense le habría gustado darle un sí rotundo, pero no tuvo más remedio que ser sincero y le dijo que el bloque iba a hacer todo lo posible por aprobar al menos una de las normas el próximo miércoles: “Ya no tenemos la fuerza de antes. Estamos en minoría. Las divisiones en el partido produjo la aparición de nuevos bloques y esto disminuyó nuestra capacidad de acción”, dijo al tiempo que el ministro reparaba en la marcada ausencia de menemistas y de los seguidores de Adolfo Rodríguez Saá.
Cuando lo consultaron sobre las acusaciones que existen por la licitación del asesor financiero para la reestructuración de la deuda pública, Lavagna se defendió atacando sin nombrarlos a los menemistas: “Durante 10 años se eligieron asesores sin licitaciones. Y siempre terminaban eligiendo a (David) Mulford... y si había una opción era Mulford. No entiendo que es lo que se cuestionan ahora”, dijo para satisfacción de los duhaldistas presentes.