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Las entidades empresarias más importantes del país aseguraron que “no se advierten por el momento pérdidas significativas de competitividad en la economía local” provocadas por la devaluación del real. Durante el encuentro que mantuvieron ayer, los popes del G-6 descontaron el triunfo del kirchnerismo en octubre y centraron sus expectativas sobre el gabinete que formaría Cristina Fernández en un próximo mandato. “Todavía no se fijó posición en varios temas porque hay que esperar el resultado electoral. Aunque más importante que octubre será el 10 de diciembre, cuando se conozca el equipo que asuma”, señaló a este diario uno de los empresarios que participó del almuerzo. Estuvieron José Ignacio de Mendiguren, titular de la UIA; Carlos Wagner, de la Cámara de la Construcción; Adelmo Gabbi, de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires; Hugo Biolcati, presidente de la Sociedad Rural; Jorge Fiori, de la Cámara de Comercio, y Jorge Brito, por la asociación de bancos de capital nacional.

El encuentro estuvo cruzado por el escenario político, relativamente calmo antes de las elecciones presidenciales. “En épocas preelectorales como la actual siempre hay cierta incertidumbre sobre el panorama económico, es lo más normal. Y en este contexto no tiene mucho sentido para nosotros hacer planteos sobre políticas concretas favorables al empresariado, porque se supone que los actores que pueden tomar decisiones están ocupados en la campaña política”, explicó uno de los empresarios.

La candidatura a vicepresidente del ministro de Economía, Amado Boudou, y la postulación del viceministro, Roberto Feletti, para diputado por la ciudad de Buenos Aires, abrieron un interrogante sobre el próximo titular de Hacienda. Uno de los principales candidatos es el actual secretario de Finanzas, Hernán Lorenzino, que sería visto con buenos ojos por el sector financiero, y también suena Diego Bossio, titular de la Anses. Tampoco está claro el panorama para las carteras de Industria y Planificación.

Uno de los temas sobre los que el empresariado comienza a tomar posición es la próxima negociación salarial, que no debería superar, según dejan entrever, un 20 por ciento de aumento. Aunque los popes que forman parte del G-6 indiquen que es necesario esperar para ver cómo se va a plantear el tema desde el Gobierno, aseguran que “hay que disminuir la variación nominal de todos los precios”. La posibilidad del techo en el aumento salarial, que el titular de la CGT, Hugo Moyano, rechazó días atrás, “es difícil de implementar”, admiten los empresarios.

Uno de los argumentos que las entidades patronales utilizan para justificar el pedido de cautela salarial es el delicado panorama internacional. “Las autoridades europeas tienen dificultades para encontrar el camino de salida de la crisis que los afecta. Estados Unidos tampoco ha podido recuperar los niveles de empleo previos a la crisis financiera y no logra posicionarse como un claro referente para impulsar el crecimiento de la economía internacional. Esta compleja situación determina una alta variabilidad de las tasas de cambio, evolución que habrá que seguir con cuidado. Si bien el escenario es preocupante, por el momento la economía argentina no se ve directamente afectada”, analizó el G-6 en un comunicado.

En relación con la depreciación que sufrió el real en las últimas semanas, el G-6 manifestó que “no se advierten por el momento pérdidas significativas de competitividad de la economía local”. “Se supone que habrá cierto efecto negativo sobre la industria nacional, pero no será grave. El panorama internacional obliga a Brasil a devaluar y eso nos perjudica. De todas formas, una devaluación del peso como respuesta sólo empeoraría la situación”, dijo uno de los empresarios a este diario.