ECONOMíA › 2700 MILLONES MAS DE DEUDA POR CULPA DEL EURO
La bola de nieve sigue creciendo
Durante los últimos tres meses de 2002, la deuda externa creció en 3374 millones de dólares, alcanzando los 134.340 millones de dólares. Pero, para colmo de males, alrededor de 2700 millones del endeudamiento adicional se explican por la apreciación del euro respecto del dólar. Como Argentina tiene mucha deuda en euros, esa deuda aumentó fuertemente en dólares. Estas cifras se desprenden del último informe del Indec sobre el balance de pagos, que incluye otros datos interesantes para entender qué puede suceder con el dólar.
La fuga de capitales del país se atenuó sensiblemente durante el último trimestre del año pasado: fue de “sólo” U$S 1270 millones de dólares, cuatro veces menos que durante el peor momento de la crisis, en el segundo trimestre del año. Sin embargo, durante aquel período, el Banco Central aumentó sus reservas en más de 1000 millones, ya que el superávit de la cuenta corriente fue de 2163 millones de dólares, como consecuencia un gran superávit comercial (exportaciones menos importaciones) y escasos pagos de intereses al exterior.
Durante todo 2002, el superávit de cuenta corriente fue de nada menos que 8954 millones de dólares (incluso restando unos 4300 millones de intereses devengados y no pagados), gracias a un saldo positivo record de la balanza comercial de casi 17.000 millones. Por contrapartida, y pese a los controles cambiarios, hubo una salida neta de capitales de 11.486 millones de dólares, concentrada fundamentalmente durante la primera mitad del año. En el primer trimestre, se retiraron del país 3027 millones; en el segundo, 4961 millones –el momento más dramático de la crisis, cuando el dólar rozó los 4 pesos–; en el tercer trimestre la fuga fue de 2229 millones, y sobre el final del año de desaceleró hasta los mencionados 1270 millones. Así, durante todo el año, las reservas del Banco Central cayeron en 4516 millones de dólares.
La historia del año pasado puede resumirse así: con exportaciones levemente en descenso (5 por ciento) e importaciones un 55 por ciento inferiores, el país consiguió un superávit comercial suficiente para que una enorme –pero declinante– salida de capitales no desembocara en una espiralización del dólar. En cambio, a partir del último trimestre del año, el superávit comercial superó la demanda de dólares o, si se quiere, las transferencias al exterior. Esta tendencia es la que se viene consolidando en marzo. Claro que todavía hay una importante demanda de dólares reprimida: porque las empresas no pueden pagar capital de sus deudas con dólares girados desde el país –y aunque pudieran la mayoría está en default– y el Gobierno, por lo menos hasta agosto, ni siquiera girará divisas a los organismos internacionales.