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Perle. George W. Bush no pudo aguantar la presión que generó Página/12: ayer se desprendió de Richard Perle, el presidente del Consejo de Asesores del Pentágono que al mismo tiempo era miembro del directorio de Global Crossing, una empresa de telecomunicaciones que había lobbying en el área de Defensa. Perle no cobraba en el Pentágono pero sí en la firma, y nada mal: 725 mil dólares por año. En un editorial del lunes, The New York Times dijo que ambas ocupaciones eran incompatibles y pidió que Perle se decidiera entre el Estado y la empresa. No pasó nada. Perle, incólume. Pero ayer este diario publicó la noticia por la mañana y a la tarde Donald Rumsfeld se desprendió de Perle. Bromas aparte: Perle ya no asesora de manera oficial a la Administración Bush. “He visto controversias iguales antes, y sé que ésta inevitablemente lo distraerá del desafío urgente en el que usted está comprometido”, dice en una carta para Rumsfeld. “No quiero causarle ni un minuto de distracción”, añade el ex subsecretario de Defensa de Ronald Reagan. No habrá que extrañarse, eso sí, cuando Perle aparezca como protagonista en la reconstrucción iraquí, una gigantesca oportunidad de negocios sobre la base de un fideicomiso que podría crearse tras la privatización del petróleo.

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BCCI. Una más de Perle: el semanario The New Yorker publicó la semana pasada que representa también a la empresa Trirreme, del millonario saudita Adnan Khashoggi. El trirreme era el barco preferido de los romanos para lo que hoy sería una fuerza de despliegue rápido en el Mediterráneo. “Durante la Administración Reagan, Khashoggi fue uno de los intermediarios entre Oliver North, en la Casa Blanca, y los mullahs de Irán en lo que se conoció como escándalo Irán-contras”, escribe Seymour Hersh. Bajo instrucciones presidenciales, el empresario fue uno de los compró armas a Irán a pesar de que había un embargo de los Estados Unidos. Para eso pidió créditos al BCCI, el Banco Internacional de Crédito y Comercio con ramificaciones en el menemismo argentino. Todo se recicla con Bush Junior. Hasta North, que pasó de condenado en aquel momento a columnista estrella de temas militares en esta guerra.

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Socio. La cadena de radio más entusiasmada con el apoyo a la guerra imperial es Clear Channel, que intenta plasmar una contrapartida a las manifestaciones pacifistas cada más imponentes de los Estados Unidos. Clear Channel, la mayor cadena de EE.UU., con 1200 radios, impulsa marchas en todo el país, inclusive las que llevan carteles como “Bombardeen Francia ya mismo”. Según cuenta Oliver Burkeman en el diario británico The Guardian, la Clear pagó el cachet de los músicos y se hizo cargo de los gastos de producción en cada gira. Su vicepresidente fue un poderoso financista de la campaña presidencial de Bush. En esa época se hizo famoso porque como jefe del consejo de una universidad privada de Texas auspició contratos con empresas ligadas a la familia Bush. Tan ligadas como el Carlyle Group, donde revistaba Bush hijo y donde aún trabaja Bush padre. Ese señor de generosidad bien retribuida se llama Tom Hicks y es otro nombre bien conocido en la Argentina. Aquí, en el CEI, fue el socio principal de Raúl Moneta, que tiene un aire a Conzi aunque tal vez con menor dominio de la Biblia. También fue socio de Carlos Avila, el actual partner de José Luis Manzano en América. Este tipo de datos siempre ofrece la tentación de las doctrinas conspirativas. Según ellas, Manzano sería el último eslabón de una cadena que empieza con Perle. No es así, pero tampoco lo contrario: todos comparten un mundo de negocios, de valores, de proyectos y una visión del planeta que ahora queda simplificada en la guerra imperial de Bush.

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Pronóstico. El estratega Edward Luttwak publicó una columna en Los Angeles Times alertando contra la cantidad de edificios altos de Bagdad no por un problema de excepciones inmobiliarias sino porque serían difíciles de tomar. Sugería “revisar la lista de blancos”. Ayer la aviación norteamericana atacó un edificio alto. Habrá que seguir leyendo a Luttwak.

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Escraches. El gran acto por la paz será este domingo en Ibirapuera, el hermoso parque de San Pablo. El Partido de los Trabajadores se propone tirar ocho mil globos blancos. José Genoino, presidente del PT, dijo que van “a pintar Ibirapuera de blanco para demostrar que Brasil desea la paz y el entendimiento entre los pueblos”. Estarán en el escenario Marta Suplicy, la alcaldesa de San Pablo y los actores María Fernanda Candido y Paulo Goulart. Pero la presentación de fondo correrá por cuenta del propio ministro de Cultura de Lula, Gilberto Gil. Las empresas norteamericanas en Brasil temen que a partir de la ola pacifista se extienda la idea del boicot comercial a sus productos. Igual que en Buenos Aires, ya McDonald’s sufrió un escrache y en Internet circulan mensajes recomendando, como símbolo, derramar Coca Cola al piso en plena calle.