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El cierre de este mes en materia cambiaria careció de todos los elementos desestabilizadores que proclamaron algunos economistas, luego de que se implementaran los nuevos controles para la compra de moneda extranjera. El dólar despidió noviembre con un alza de un centavo, a 4,30 pesos, acumulando cuatro centavos en el mes, un ritmo de apreciación a tono con el promedio que evidenció en todo el año. El volumen de negocios se redujo durante este lapso a menos de la mitad del promedio previo a las medidas de la AFIP, quedando el negocio mayorista circunscripto a operaciones genuinas. Mientras, el Banco Central compró ayer 29 millones de dólares en la plaza y elevó el monto de reservas en 30 millones, a 46.048 millones de dólares.

La psicosis especulativa que actuó como respuesta inmediata al ordenamiento del sistema cambiario a principio de mes se fue diluyendo con el transcurso de los días. Las abultadas ventas en el mercado cambiario que debió realizar la autoridad monetaria para hacer frente a la demanda de dólares y la pérdida de reservas, producto de la salida de depósitos en esa moneda del sistema bancario, fue dando lugar a un escenario de mayor calma. La última quincena del mes mostró a un Central comprando dólares, mientras que los últimos sondeos oficiales evidencian una reducción a menos de la mitad en la fuga de depósitos. Un ejemplo fue ayer, que la compra de divisas coincidió con el aumento de reservas, incluso después de haber realizado un pago por compensación de operaciones Argentina-Brasil.

La suba del dólar en el mercado doméstico fue incluso menor que en Brasil, donde el real cedió más de 6,3 por ciento en el mes y 8,7 por ciento en lo que va del año, hasta cerrar en 1,81. En la Argentina, el acumulado de 2011 arroja una suba del dólar minorista de 7,2 por ciento.

La tendencia a la baja del real parece mantenerse, como una manera de estimular la alicaída economía brasileña. Ayer el Banco Central de Brasil redujo la tasa de interés de referencia de la economía del 11,5 por ciento anual al 11, en la tercera baja decidida bajo la gestión de la presidenta Dilma Rousseff. La baja responde al plan de metas de inflación anuales.