La actividad económica acumuló un crecimiento de 8,8 por ciento en 2011, de acuerdo al último informe del Indec. En un año signado por el recrudecimiento del capítulo europeo de la crisis financiera global y la desaceleración de Brasil, principal socio comercial del país, el consumo privado, el gasto público, la industria y el sector agroexportador fueron los componentes más dinámicos de la economía local que permitieron sortear esos obstáculos. Según detalló ayer el Indec, en diciembre el Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) registró un alza de 5,5 por ciento con respecto al mismo período el año pasado y un leve retroceso de 0,2 por ciento con respecto a noviembre.

El 2011 marcó un nuevo año de fuerte crecimiento económico donde reaparecieron focos de tensión en distintos sectores tanto por factores internacionales como locales. En ese escenario, el consumo público se convirtió en la principal herramienta para apuntalar la demanda agregada y garantizar los niveles de crecimiento. Las distintas medidas desplegadas en materia comercial buscaron asegurar el superávit de cuenta corriente frente al aumento de las importaciones y el menor ritmo de algunas exportaciones como las automotrices hacia Brasil.

El EMAE es un indicador mensual para conocer el panorama coyuntural de la actividad económica, pero no ofrece la precisión que brinda el dato del Producto Interno Bruto. El EMAE sólo ofrece un dato sobre el nivel de crecimiento, pero no lo desagrega. Sin embargo, el resto de los informes publicados por el organismo evidencian que el consumo privado fue el componente de la demanda que mayor peso tuvo para explicar el crecimiento. Por ejemplo, la facturación de los supermercados a precios constantes subió 14 por ciento y las ventas en los shoppings subieron 9,8 por ciento. Mientras tanto, el consumo público también tuvo un rol relevante.

La producción manufacturera cerró el año con un crecimiento de 6,5 por ciento, por debajo del 9,7 por ciento con que terminó 2010 y del promedio de la economía en 2011. El sector automotriz volvió a ser la estrella, pero en los últimos meses del año registró una desaceleración significativa fundamentalmente en sus niveles de exportaciones a Brasil que absorbe el 80 por ciento de las ventas externas. El menor crecimiento del país vecino, luego de un fuerte ajuste del gasto público, redundó en una mayor tensión de las relaciones comerciales bilaterales. A pesar de los distintos inconvenientes, en el Gobierno y las terminales automotrices confían en que este año se superarán los 800 mil autos fabricados en el país. Las actividades industriales orientadas al mercado interno como alimentos, metalmecánica y medicamentos arrojaron elevados niveles de crecimiento. La producción de cemento también observó un buen comportamiento el año pasado.

En el equipo económico son optimistas con respecto al desempeño de este año a pesar de los focos de tensión. El proyecto de Presupuesto prevé un crecimiento de 5 por ciento y el Banco Central, más optimista, proyectó recientemente un alza promedio del 6 por ciento. La evolución de la actividad industrial en enero creció 0,6 por ciento en términos interanuales; la menor salida de capitales y las buenas perspectivas para la cosecha del año son algunos indicios que permiten suponer un elevado nivel de crecimiento, aunque inferior al registrado en 2011.