Mientras se espera que entre lunes y martes las provincias de Mendoza y Neuquén fijen posición sobre la posible reversión de áreas concesionadas a YPF por falta de inversiones, ayer el gobernador de la segunda, Jorge Sapag, planteó en declaraciones públicas un eje distinto en la disputa que divide al Estado nacional y a las provincias petroleras con la principal empresa del sector que opera en el país. “Compartimos la necesidad de un cambio: el que no invierte, revierte (...); con tecnologías nuevas podemos producir riqueza y fuentes de trabajo, es una oportunidad de despegue. Argentina necesita gas y petróleo, y los va a tener, a precios justo, a valores razonables (...). Los recursos son de la provincia y la renta tiene que ser de forma equitativa para la provincia, la Nación, los trabajadores, las operadoras y las empresas de servicios. Tenemos que aprender a trabajar en equipo.”

La provincia de Neuquén se plegó a la postura que asumieron sus pares que integran la Ofephi (provincias hidrocarburíferas) en el sentido de exigirle a YPF que aumente sus inversiones en áreas poco explotadas. Pero, a diferencia de Chubut, extendió el pedido a otras dos empresas operadoras (Apache y Petrobras) y, en el caso de YPF, sólo afectó a áreas con escasa o nula producción (Don Ruiz, Chihuido de la Salina y Rincón del Mangrullo). Mendoza hizo lo propio con YPF y Geopak, y en el caso de la primera afectando a dos áreas actualmente inactivas, Ceferino (departamento Rivadavia) y Mollar Norte (Malargüe). En ambos casos, el plazo para la presentación de la respuesta de YPF vence este lunes. La Pampa, en cambio, simplemente le requirió a las cinco empresas que operan en territorio provincial el compromiso de aumentar un 15 por ciento sus inversiones.

En el ambiente empresario petrolero se señala que mientras la relación entre YPF y el gobernador de Chubut, Martín Buzzi, “está muy complicada”, admiten que con el mandatario mendocino, Francisco “Paco” Pérez, se mantiene un diálogo abierto, pese al firme alineamiento del cuyano con el kirchnerismo. Con el neuquino Sapag, en tanto, aseguran esas mismas fuentes empresarias que la relación empresa-gobierno provincial “es más que buena”.

Por lo pronto, las declaraciones de Sapag de la jornada de ayer marcan un grado de diferenciación significativo respecto de la línea abiertamente confrontativa que, en los últimos días, desplegaron los gobernadores de la Patagonia más austral y el propio Ministerio de Planificación. La exhortación de Sapag a “trabajar en equipo” estuvo acompañada además de una puntualización no menos trascendente políticamente: la cuestión a dirimir no es tanto quién se queda con las áreas, sino fundamentalmente cómo se distribuye la renta. Y en este punto, no disimuló ni dejó de lado algunas críticas y reclamos al gobierno nacional.

En el medio del debate sobre las concesiones petroleras, Sapag introdujo la cuestión de la coparticipación federal. “En el año ‘94 se coparticipaba el 50 por ciento de lo que recaudaba la Nación; ahora se coparticipa el 26 por ciento. Necesitamos recuperar terreno”, puntualizó. Se pronunció en contra de que el país deba importar combustibles, dijo que el país debía producir esos recursos, pero otorgándole a la producción de gas y de petróleo “precio justo, valores razonables”. Y recordó que las regalías que reciben las provincias también dependen del valor del petróleo que se le asigna a las empresas que lo extraen.

“A medida que aumenta el precio de los hidrocarburos aumenta el porcentaje de las regalías. Un punto de regalías representa 250 millones de pesos adicionales (para las provincias): esto lo digo porque hoy hay una gran discusión, son momentos de tensión, de cambio, y como en todo cambio hay dolores, hay tristezas y seguramente habrá alegrías”, advirtió.

“Con tecnologías nuevas podemos producir riquezas y fuentes de trabajo nuevas, es una oportunidad de despegue (...). Neuquén es considerada hoy como la niña bonita del sector petrolero”, dijo Sapag, en relación con las potencialidades que ofrece la extracción de petróleo y gas no convencional en la provincia. Los yacimientos que poseen esa riqueza están en manos de YPF (Vaca Muerta y otros adyacentes a Loma La Lata). El retraso en las inversiones para poner en producción esas áreas exaspera al gobierno nacional. Sapag, en cambio, no parece estar pensando en otra alternativa para su explotación que no sea la del actual concesionario.

El tablero de las concesiones petroleras definitivamente se ha movido y difícilmente vuelva a su posición anterior. Pero el sentido hacia el cual se dirige apenas se va percibiendo a través de señales parciales. La relación de fuerzas entre las provincias y las empresas petroleras parece haberse modificado a favor de las primeras, aunque no todas los gobernadores están pensando en usarla del mismo modo. Sapag aportó ayer un nuevo enfoque a la discusión.