ECONOMíA › INFORME DEL CONGRESO DE EE.UU. SOBRE EL FMI
Ni en su casa lo quieren
Por Alfredo Zaiat
Anne Krueger se sorprende porque la Argentina no se hundió en la hiperinflación. Su jefe, Horst Koehler, se manifiesta alentado por la recuperación. Y el encargado de monitorear la marcha del país se mostró asombrado por la evolución de la economía. Esa fue la autoincriminación más reveladora del fiasco del Fondo. Y es la declaración involuntaria de que la receta que impulsan resulta un compendio de medidas inútiles para superar una crisis. Esta observación a Fracasos Múltiples Internacionales (FMI), que los profesionales de la city dedicados a horóscopos macroeconómicos tildarían de nostálgicos de un mundo que ya no existe, tiene una interesante, y oportuna, ampliación en un informe del Congreso de Estados Unidos.
Interesante porque ese documento descoloca a los voceros locales, que amplifican las propuestas de los burócratas del Fondo, que consideran que todo lo que viene de Estados Unidos es bueno. Y oportuno porque se ha abierto una nueva instancia de negociación con el FMI, con los reiterados reclamos de “reformas estructurales”. Reformas que encierran, en realidad, negocios para sectores concentrados de la economía (bancos-compensación; privatizadas-tarifas; y acreedores de la deuda-más superávit fiscal).
En concreto, un informe del Congreso de Estados Unidos asegura que el FMI es incapaz de anticipar o prevenir las crisis financieras. La Oficina General de Contabilidad (GAO, en inglés), el órgano investigador del Congreso, señala en su estudio publicado ayer que el mecanismo principal de pronósticos económicos semestral de la institución internacional, las Perspectivas Económicas Mundiales, “no es un instrumento confiable para anticipar las crisis”. El resumen presentado es demoledor para el organismo: de 134 recesiones ocurridas en 87 países emergentes entre 1991 y el 2001, el Fondo sólo predijo 15, es decir, un 11 por ciento. Y entre las que adelantó no se encuentra ninguna de las crisis de los últimos años en América latina.
Por ejemplo, el Fondo asumió en 2001 que la Argentina crecería un 3,7 por ciento, cuando su economía se contrajo un 4,4 por ciento, en el año que todo estalló por los aires. La número dos del FMI, Anne Krueger, salió a defender la institución y dijo que las Perspectivas Económicas Mundiales no prevén crisis porque, “si lo hicieran, esas predicciones podrían acarrear su propio cumplimiento, lo que mejoraría nuestra aparente precisión, pero claramente sería irresponsable”. Sin embargo, esa respuesta al informe de la GAO resulta una verdad a medias, puesto que el FMI sí tiene un mecanismo diseñado específicamente para prever las crisis, denominado “Sistema de Alertas Avanzadas” (EWS, en inglés). La GAO constató que un 80 por ciento de las alarmas que originó ese sistema fueron falsas y se le escaparon las crisis más severas, como la argentina.
No puede prever las crisis, pero a la vez agudiza las condiciones para que ocurran con las medidas fiscales y monetarias que exige a los países endeudados. Como alerta es suficiente para la dupla Kirchner-Lavagna.