Cristina Fernández de Kirchner encabezó ayer la tercera reunión en menos de un mes con empresarios y sindicalistas. El Gobierno busca que este espacio sirva para poner en debate la política económica oficial y dar respuesta a los distintos reclamos sectoriales. Por eso la Presidenta les pidió a los participantes, delante de los periodistas, que expresen sus ideas sin temor. “No tengamos miedo de decir lo que pensamos en estas reuniones, porque yo no me voy a comer a nadie si dice algo con lo que no estoy de acuerdo”, sostuvo. Una vez que las puertas se cerraron, la mandataria insistió con ese reclamo y analizó la evolución de las mesas sectoriales que se vienen realizando a la par de esta mesa general.

Los encuentros con empresarios y sindicalistas surgieron como una propuesta del Gobierno luego de la derrota electoral que sufrió el 11 de agosto en los principales distritos del país. El miércoles 14 de ese mismo mes, la Presidenta expresó en Tecnópolis que quería discutir con los titulares, en referencia a los representantes del poder económico. Luego llegó la convocatoria a participar de una reunión en Río Gallegos, donde la mandataria escuchó reclamos puntuales y sugirió montar mesas sectoriales a nivel ministerial para operativizar las sugerencias que fueran apareciendo. A esa primera cita se le sucedieron otras dos y en ambas la dinámica fue igual. Anuncios públicos antes de empezar y luego una reunión a puertas cerradas.

Cristina Fernández estuvo acompañada ayer por los principales funcionarios de su gabinete. Por el lado empresario estuvieron Osvaldo Cornide (Came), José Urtubey (UIA), Carlos Weiss (Construcción), Ider Peretti (CGE) y Marcelo Fernández (Cgera). Mientras que del lado sindical asistieron Antonio Caló, titular de la CGT; José Luis Lingeri, secretario general de Obras Sanitarias; Gerardo Martínez, de la Construcción; Omar Viviani, de Peones de Taxis, y Pedro Wasiejko y Marcelo Frondizi (CTA)

El pedido presidencial formulado ayer para que los participantes hablen sin temor fue en respuesta a las críticas que en las últimas dos semanas formularon a través de los medios Jorge Brito, titular de la Asociación de Bancos Argentinos, y Héctor Méndez, presidente de la Unión Industrial. El banquero dijo que la Presidenta no estaba escuchando al pueblo y pidió el desdoblamiento del mercado cambiario. Méndez, por su parte, le apuntó al ministro de Economía, Hernán Lorenzino, al pedir su reemplazo por un funcionario con mayor poder de decisión. Lo que más molestó en el Gobierno es que ambos empresarios no se animaron a hacer esos comentarios cuando estuvieron cara a cara con la Presidenta y sus funcionarios. Además, ayer faltaron a la convocatoria. Por la UIA estuvo su vicepresidente, José Urtubey, quien se expresó a favor de ese espacio de diálogo.

El reclamo de Cristina Fernández contó con el respaldo de varios de los presentes. “En la época de Martínez de Hoz, muchos dirigentes cuyos sectores perdían plata hablaban bien del gobierno y ahora que ganan plata hablan mal. Debe ser algo patológico”, aseguró Osvaldo Cornide, provocando una sonrisa de la mandataria. El titular de la CGT, Antonio Caló, también criticó a los que, según dijo, con sus críticas dejan entrever que añoran una vuelta a la década del 90.

La Presidenta también mostró su preocupación por la falta de iniciativa empresaria para reunirse y formular propuestas grupales en este espacio de diálogo. “Es lo que vengo proponiendo desde hace mucho. Me parece que el sector privado tiene la obligación de discutir qué país quiere junto con los representantes de los trabajadores”, aseguró a este diario Marcelo Fernández, titular de Cgera.