El gobierno de Brasil anunció ayer un nuevo ajuste en el gasto público de 44 mil millones de reales (alrededor de 18 mil millones de dólares) durante 2014. Los recortes no afectarán las áreas de salud, educación, desarrollo social y ciencia, pero representan un ancla a las posibilidades de crecimiento del país vecino. La reducción en el gasto fiscal es mayor a la realizada el año pasado y tiene como objetivo alcanzar una meta de superávit fiscal primario –antes del pago de intereses de la deuda– de 1,9 por ciento del PIB. Desde la visión del ministro de Hacienda, Guido Mantega (foto), la “consolidación fiscal” contribuirá a reducir la inflación y los niveles de actividad. Sin embargo, el magro desempeño macroeconómico de 2013 evidencia que la rigurosa meta fiscal junto con el régimen de metas de inflación limitan el crecimiento de Brasil. Las medidas de ajuste del gasto y las consecuencias de la crisis internacional sobre el país vecino afectan el comportamiento exportador argentino, fundamentalmente en sectores como el automotor y alimentos. “Aunque se está produciendo una recuperación de la economía internacional, esta recuperación está siendo lenta, más lenta de lo que el mercado previó”, afirmó Mantega. Las estimaciones para el último trimestre del año pasado señalan que la economía de Brasil concluirá 2013 con un crecimiento de sólo 2,5 por ciento. Adicionalmente, por primera vez en muchos años, la balanza comercial brasileña arrojó un déficit, aunque el resultado favorable en el intercambio con la Argentina se mantiene.