ECONOMíA › CONSEJOS PARA COMBATIR EL EMPLEO EN NEGRO
El problema no son los chicos
Dos tercios del empleo en negro se encuentra en cientos de miles de diminutas empresas, de menos de cinco trabajadores. El tercio restante se concentra en unos pocos miles de grandes establecimientos. En el primer caso, el negreo es casi una estrategia de supervivencia. En el segundo, una manera de engrosar ganancias. A esa conclusión llega un estudio elaborado por Ernesto Kritz, director de la Sociedad de Estudios Laborales (SEL), basado en la encuesta permanente de hogares.
El diagnóstico no es trivial. Sirve para afinar la puntería en la lucha contra el trabajo en negro que, según Kritz, debe encararse de manera muy distinta según se trate de uno u otro segmento. Insistentemente, el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, ha colocado la lucha contra el empleo en negro como uno de los ejes de su gestión. Así, las inspecciones “rinden” sólo si se focalizan en las grandes empresas. En cambio, para las pequeñas empresas la política debería ser otra. “Para los establecimientos de muy pequeña escala, la posibilidad de combatir el empleo en negro por la vía de las inspecciones es muy limitada, por la cantidad de unidades económicas que están involucradas”, afirma Kritz.
Según el informe del director de la SEL, de la encuesta permanente de hogares del Indec, surge que hay 785 mil empresas que tienen todo o parte de su personal en negro, sobre poco más de un millón de firmas en actividad de menos de 5 trabajadores. De otro modo, en este segmento de microemprendimientos, casi el 80 por ciento de los trabajadores están en negro. Más aún, el crecimiento del empleo en negro que se produjo durante la crisis está exclusivamente concentrado en estos establecimientos muy pequeños. Y en muchos casos forman parte de las estrategias de supervivencia que encontró la clase media empobrecida.
De los 4 millones de trabajadores en negro en relación de dependencia, un 90 por ciento se encontraría contratado en este segmento de empresas “muy pequeñas y débiles”. A su vez, en unos pocos miles de grandes empresas habría entre 400 mil y 500 mil trabajadores en negro. “No hay posibilidad de tener trabajadores en negro si no hay ingresos en negro”, sostiene Kritz, quien explica que dentro de las finanzas de una empresa “la evasión fiscal es 4 o 5 veces más importante que la previsional”.
Para el experto en economía laboral, “una parte muy importante de las empresas pequeñas, una de las fuentes para subsistir, es evadir, no sólo las obligaciones previsionales sino IVA o ingresos brutos”. “No estoy pensando en la boutique del Patio Bullrich, que también tiene tres personas trabajando y no da factura”, aclara el investigador.
Kritz está convencido de que las fiscalizaciones sólo pueden dar algún resultado si están focalizadas en las grandes firmas. “El Ministerio de Trabajo puede movilizar sólo entre 400 o 500 inspectores. Ir a buscar trabajo en negro en cientos de miles de empresas de menos de 5 trabajadores es un absurdo. Además, muchas veces, en estas empresas, el empleo en negro es intermitente, así que es difícil de encontrar”, asegura.
Para el economista, la experiencia internacional ratifica su impresión: “No encontré ninguna experiencia exitosa de reducción del empleo en negro en los microemprendimientos. Incluso, en algunos casos como el italiano, simplemente lo toleran, aunque no oficialmente”, explica. Así las cosas, propone para este sector un régimen especial que resuelva el problema fiscal de fondo. “El monotributo no funcionó bien, por eso hay que intentar con algo nuevo”, propone.