Jueves, 16 de octubre de 2014 | Hoy
ECONOMíA › HOY POR LA TARDE SE LANZA EL SATéLITE ARGENTINO DE TELECOMUNICACIONES DESDE UNA BASE FRANCESA EN GUAYANA
El artefacto emprenderá un viaje de casi 36 mil kilómetros a lo largo de tres días hasta llegar a su posición orbital. Si el proceso es exitoso, mejorará la prestación en el país de los servicios de televisión, Internet y telefonía.
Por Javier Lewkowicz
Página/12 En Guayana
Desde Kourou
El satélite Arsat-1 será hoy enviado al espacio. Un lanzador Ariane 5, de origen francés, que pesa casi 800 toneladas y mide 60 metros de alto, hará el esfuerzo de sacarlo del planeta y luego el satélite emprenderá un viaje de casi 36 mil kilómetros a lo largo de tres días hasta llegar a su posición orbital. Si el proceso es exitoso, el artefacto desarrollado por los profesionales del Invap de la ciudad de Bariloche mejorará la prestación en el país de los servicios de televisión, Internet y telefonía. Así, Argentina se integrará al selecto grupo de naciones que diseñan y maniobran satélites de telecomunicaciones. “Mañana (por hoy) va a ser un día histórico. Se va a cumplir uno de los sueños de Néstor”, aseguró ayer a Página/12 el ministro de Planificación, Julio De Vido.
El Arsat-1 está equipado con una antena para Televisión Digital Terrestre, Internet y telefonía sobre IP. Por eso se espera que cuando esté en pleno funcionamiento pueda brindar esos servicios en puntos del país con bajo o nulo nivel de conectividad en la actualidad. Esas funciones son mucho más exigentes que la observación científica, propósito del satélite SACD/Aquarius, desarrollado por el Invap junto a la NASA norteamericana y lanzado al espacio en 2011, y de sus predecesores. En relación con el SACD/Aquarius, el Arsat-1 es mucho más robusto, pesa casi 3 toneladas y tiene cuatro metros de alto y 16 de largo, con los paneles solares extendidos. También tiene una vida operativa más extensa, de quince años, frente a los cuatro años de los aparatos de uso científico. El Arsat-1 fue diseñado y ensamblado íntegramente en la Argentina, un orgullo para los científicos involucrados en el proyecto porque en ese club sólo se anotan por ahora los Estados Unidos, la Eurozona, Rusia, Israel, Japón, China y la India.
El satélite demandó por parte del Estado y a través del Ministerio de Planificación una inversión de 270 millones de dólares. Podría haber sido comprado al exterior a un precio probablemente menor. Pero la política científica e industrial, en todos lados, tiene costos, de otra manera no formaría parte de las decisiones estratégicas de un país. La construcción del Arsat-1 generó trabajo calificado en un importante número de pymes que crecieron alrededor del proyecto en actividades como cálculo estructural, piezas mecanizadas y equipos electrónicos. Cuando esté en funcionamiento, el Estado dejará de tener que alquilar satélites.
La historia de este emprendimiento se remonta al año 2006, cuando fue creada la empresa Arsat, una sociedad anónima que pertenece al Estado argentino. El objetivo era que se hiciera cargo del servicio satelital en reemplazo de Nahuelsat, un consorcio privado encabezado por la alemana DaimlerChrysler Aerospace y la italiana Finmeccanica. A ese grupo se le había adjudicado en 1991 la provisión y operación de dos satélites. El primero, llamado Nahuel1, fue puesto en la posición orbital de 71,8 grados oeste en enero de 1997.
El segundo satélite debía ser colocado antes del 19 de octubre de 2003 en la posición de 81 grados oeste, lugar reservado al país por la Unión Internacional de Telecomunicaciones. Pero cuando llegó la fecha, la empresa ni siquiera había empezado a construir el aparato. Ese incumplimiento puso en riesgo la conservación de la posición orbital designada, que reclamaba Gran Bretaña. El gobierno de Néstor Kirchner decidió ocupar la órbita 81 con un equipo alquilado al grupo holandés SES y en paralelo avanzar en la construcción de un satélite propio para ocupar la órbita 71,8 grados oeste, porque Nahuel-1 cumpliría su vida útil en 2010, momento en el que fue reemplazado con otro satélite alquilado.
La construcción del satélite quedó a cargo del Invap, empresa rionegrina que trabajó en la fabricación de radares y reactores nucleares. El Arsat-1 se terminó de construir en julio del año pasado y desde entonces fue sometido a diversas pruebas de resistencia en el Centro de Ensayos de Alta Tecnología (Ceatsa) que desarrolló el Invap. El artefacto permaneció por 34 días en la cámara de termovacío, que simula las condiciones del espacio, con un ciclado de bajas y altas temperaturas, desde -180 a 150 grados. Pasó por la prueba Shaker, una especie de súper batidora que imita las vibraciones que padecerá el satélite durante el lanzamiento y superó el test de volumen, con 90 parlantes que emitieron 142 decibeles directo al satétile.
Terminaron las pruebas, el satélite viajó a la Guayana Francesa y fue instalado en el cohete Ariane 5. Se acerca la instancia decisiva. La cita es a las seis de la tarde en la base espacial de Kourou, en un evento que será transmitido por la TV Pública para todo el país. En ese momento se tomarán una pausa los técnicos del Invap, silenciosos protagonistas, para luego continuar trabajando en el Arsat-2 y el satélite científico Saocom, ambos para poner en órbita en 2015, y en el Arsat-3, agendado para 2017.
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