La actividad económica creció 3,8 por ciento en junio respecto del mismo mes del año pasado. La construcción, la demanda de bienes de consumo masivos, la importación de maquinaria para establecimientos productivos y el incremento de la cosecha del campo fueron elementos que impulsaron la suba de la producción. La desaceleración de Brasil y el retroceso de los precios de las materias primas, en contraste, moderaron la capacidad de expansión de la economía local. El ministro de Economía, Axel Kicillof, apuntó ayer que los programas como Progresar, Pro.Cre.Ar, Ahora 12 y Renovate, junto con la suba de las jubilaciones, las asignaciones familiares y las negociaciones salariales en paritarias posibilitaron recuperar el dinamismo local en los últimos meses. Si bien el Indec no lo informó, en el acumulado del primer semestre el crecimiento económico se elevaría a cerca del 1,8 por ciento.

“Contra todos los pronósticos de 2014, todo el mundo está viendo que en la Argentina hay un proceso en curso de crecimiento económico. Lo observan para el segundo trimestre, y ya casi no queda ninguna consultora incluso privada que diga que este año no vamos a crecer”, indicó Kicillof. Agregó que “las políticas (fiscales) de estímulo estatal fueron centrales para que la crisis financiera internacional que está impactando en los países emergentes no redunde en retroceso de la actividad ni en caída del nivel de empleo en el país”. En el segundo trimestre, el nivel de desempleo se ubicó en 6,6 por ciento, la cifra más baja de los últimos veinte años.

La construcción fue uno de los segmentos de la economía que anotó fuerte expansión en junio, al avanzar 11,5 por ciento respecto del mismo mes del año pasado. La edificación de viviendas particulares fue uno de los bloques de mayor crecimiento, con un avance del 20,7 por ciento interanual, mientras que la repavimentación y ampliación de rutas y caminos subió 12,3 por ciento, una cifra idéntica a la que se computó para el rubro de otras obras de infraestructura. Además de la inversión en construcción, la importación de máquina e insumos, otra clave para revisar el volumen de formación de capital en la economía, se ubicó en 3814 millones de dólares, cuando había sido 3595 millones de dólares el año pasado, para subir 6 por ciento.

El consumo de la población también registró un incremento relevante en junio, cuando la facturación de los centros de compra avanzó 26,5 por ciento, la venta en supermercados lo hizo al 24,2 por ciento y la recaudación de IVA interno, un indicador central de la evolución del consumo, subió 42,9 por ciento. Otro dato notable respecto del nivel de la demanda en el mercado interno fue el de despacho de cemento, que en el primer semestre marcó el record de los últimos doce años.

La desaceleración de la economía de Brasil, que tiene perspectivas de contracción del PBI del 2 por ciento en 2015, fue un elemento que moderó el dinamismo interno. El impacto principal se dio a través de las exportaciones de autos al mercado brasileño, las cuales sumaron 620 millones de dólares en junio, para contraerse 17 por ciento respecto del mismo mes del año pasado. La caída de los precios internacionales de las materias primas fue otro factor de tensión para el crecimiento local, puesto que en promedio los valores de productos que exportan las economías regionales, grandes productores del campo (en particular del complejo sojero) y algunas firmas manufactureras retrocedieron en torno del 30 por ciento en el último año. Los frutos oleaginosos, por caso, cotizaron a 350 dólares la tonelada en junio, con merma del 33 por ciento respecto del mismo mes del año pasado, al tiempo que el maíz se ubicó en 137 dólares, con una baja del 20 por ciento y el trigo en 179 dólares

(-16). La baja de los commodities se compensó en parte por la mayor liquidación de cosecha medida en cantidades, gracias a la buena performance de la campaña agropecuaria 2015.