ECONOMíA › NO HABRA SERVICIO NOCTURNO DE COLECTIVOS HASTA EL MARTES
Mejor cuidar el gasoil por si sube
La guerra entre las petroleras y el autotransporte por el gasoil la pagará el usuario. Los colectiveros dicen que le entregan menos, y las petroleras que aquéllos están especulando. Todos saben, y nadie dice, que se viene un fuerte aumento del combustible.
Por Raúl Dellatorre
Los colectiveros de media y corta distancia suspendieron ayer el servicio nocturno a partir de las 22 horas y hasta las 6 de la mañana, medida que repetirían en cada jornada durante todo el fin de semana hasta la noche del lunes, inclusive. La dura determinación, resuelta por FATAP pese a la intimación que recibiera de parte de la Comisión Nacional de Regulación del Transporte, fue justificada en la supuesta retracción en el abastecimiento de gasoil por parte de las tres principales comercializadoras de combustible. Las petroleras niegan estar retaceando el combustible y el Gobierno se limitó ayer a requerir información y datos a una y otra parte, en medio de acusaciones cruzadas con respecto a quién está especulando para almacenar el combustible antes de un previsible nuevo aumento, que con mucha probabilidad vendrá con un porcentaje más fuerte que los anteriores.
En las últimas semanas, como nueva modalidad de comercialización posdevaluatoria, las compañías petroleras comenzaron a aplicar “cupos” a los volúmenes de gasoil que le venden semanalmente a las empresas de autotransporte. Tomando como parámetro las ventas a cada cliente durante el año pasado, las petroleras le fijaron topes máximos a sus entregas. Según el reclamo de los transportistas, en marzo vienen recibiendo un volumen similar al de febrero, pese al aumento de las frecuencias en áreas urbanas.
“El problema no es sólo con las compañías que no producen petróleo, sino también con las integradas”, señaló una fuente de la Federación Argentina del Transporte Automotor de Pasajeros, FATAP. Tanto Repsol YPF como Shell y Esso, las tres principales proveedoras del mercado, recibieron ayer requerimientos de la Secretaría de Transporte para que informen acerca de las condiciones de abastecimiento. Todas respondieron, por escrito, que las entregas se efectúan normalmente, incluso en algún caso con incrementos de hasta el 25 por ciento con respecto a los volúmenes considerados “habituales”.
La raíz del problema radica en la evolución del precio del gasoil. Desde febrero, se han producido tres miniajustes que acompañaron la suba de las naftas, pero en el sector transportista se espera un incremento bastante más fuerte para los próximos días, impulsado tanto por la devaluación como por el alza del precio del petróleo a nivel internacional. Algunos observadores estiman ese ajuste en el orden del 20 por ciento y las especulaciones indican que las empresas de autotransporte estarían “stockeando” el combustible para ahorrarse costos futuros. “Están demandando más combustible del que necesitan para funcionar”, denuncian desde muy cerca de las empresas petroleras. “No entregan porque están preparando el aumento”, responden la acusación desde la trinchera de los colectiveros.
El autotransporte de pasajeros es, quizás, el único sector en condiciones de almacenar grandes volúmenes de combustible, al contar con depósitos y surtidores propios en las cabeceras de línea. Además, es una de las actividades con menor problema de financiamiento de sus gastos corrientes, al contar con una recaudación diaria en efectivo.
En tanto, el gobierno jugó apenas un papel que pretendió resultar conciliador, pero sin éxito. A través del secretario de Transporte, Guillermo López del Punta, buscó acercar a las partes reclamando garantías de abastecimiento, pero se encontró con que mientras unos –los transportistas– planteaban la imposibilidad de cumplir el servicio, otros –los petroleros– directamente negaban el conflicto. A quien le correspondía verificar si el mismo existía o no, a través de un monitoreo de volúmenes comercializados, era a la Secretaría de Energía. Pero, una vez más, el titular del área, Alieto Guadagni, fue el gran ausente. El desenlace, al menos por ayer, fue que la FATAP mantuvo la suspensión del servicio pese a la intimación en contrario de la Comisión Reguladora. Por ahora, el servicio de buses de larga distancia quedó al margen del conflicto, por decisión de la propia federación de transportistas. El sector no quiso resignar los ingresos por la mayor demanda en un fin de semana largo, aunque hayan aducido la intención de “no provocarle inconvenientes al público”. Según señalaron en la Secretaría de Transporte, Repsol YPF asumió el compromiso de abastecer a sus clientes transportistas de larga distancia con todo el combustible que requirieran. Pero Shell y Esso no se adhirieron a la promesa. En la repartición oficial no ocultan el temor de que pueda generarse este fin de semana algún problema con las empresas clientas de las dos últimas petroleras.