ECONOMíA
“Cambiar la hora en Capital es necesario”
Por Maximiliano Montenegro
Contra lo que sostiene el ministro de Planificación, Julio De Vido, los estudios técnicos del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires indican que un cambio de hora en Capital Federal y Buenos Aires redundaría en un ahorro energético sustantivo. El informe, al que accedió en exclusiva Página/12, estima el ahorro en un 5 por ciento. Y dice textualmente: “Es posible y necesario tomar la iniciativa en esta dirección (atraso de 1 hora) transformando la crisis energética en una oportunidad para mejorar el perfil del consumo, promoviendo el uso racional de la energía, protegiendo el bolsillo de los usuarios y permitiendo que la crisis se resuelva sin cortes ni pérdidas de oportunidades de producción y de trabajo”. La pregunta a esta altura no es trivial: ¿por qué De Vido se sigue oponiendo al cambio horario?
El documento fue encargado por la Secretaría de Infraestructura y Planeamiento del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Se manejó con el máximo hermetismo para no colisionar políticamente con las autoridades nacionales. Pero fue leído atentamente por Aníbal Ibarra, antes de que el 25 de mayo último reconociera públicamente que evaluaba la posibilidad de una modificación horaria en el área metropolitana. El proyecto debía ser consensuado con la provincia de Buenos Aires, pero naufragó a causa de la negativa del ministro de Planificación, Julio De Vido, quien se limitó a argumentar que “traería más complicaciones que beneficios”.
Actualmente, la Capital Federal y la provincia de Buenos Aires se rigen por “el huso horario -3, el cual debería ser aplicado en el período estival y que nos rige desde el año 1993 (año de la privatización del sistema eléctrico) hasta la actualidad de manera permanente, con las siguientes desventajas: la jornada laboral empieza aún de noche; la población estudiantil empieza la actividad sin luz solar, lo cual es un factor de inseguridad importante; al llegar a los lugares de trabajo es necesario utilizar luz eléctrica, la cual queda encendida durante toda la jornada, etc.”.
“Con la adopción del huso horario -4 en el período invernal (atraso de 1 hora el reloj), maximizaríamos el uso de la luz solar, pudiendo disfrutar de todos los beneficios aparejados, no sólo en el ámbito del ahorro de energía eléctrica, sino también de la salud, del cuidado del medio ambiente, de la seguridad”, afirma el estudio, que contiene un anexo con gráficos y cuadros numéricos.
“La decisión de modificar el huso horario -4 debe ser inexorablemente acompañada con el cambio de los horarios de las actividades productivas, económicas y sociales, tratando de optimizar el aprovechamiento de la luz solar”, agrega.
El memorándum elaborado por los técnicos de la Ciudad enumera las “ventajas” del cambio horario:
u Maximización del uso de la luz solar.
u Ahorro en el consumo de energía eléctrica del 5 por ciento tanto en calefacción como en iluminación en la administración pública, establecimientos educacionales y hogares, que en la actualidad inician la actividad matutina siendo de noche (“Ahorro matutino”).
u Se produciría una reducción en la franja horaria, por efecto de dormir en forma anticipada, provocando un apagado de luces, artefactos de TV y calefacción (“Ahorro nocturno”).
u Períodos de coincidencia en huso horario con los países limítrofes, con quienes se mantienen importantes relaciones comerciales, turísticas y financieras.
u El comienzo de la actividad de la construcción coincidiría con el crepúsculo matutino.
u Corresponde a nuestro biorritmo, conforme con la posición geográfica. (En Buenos Aires, adoptando el huso -4, el sol estaría en su posición más alta justo al mediodía.)
u Respecto de la salud de la gente, cuando empieza la actividad diaria se inyectan más contaminantes en el aire, por la presencia de más autos. Si esto sucede cuando aún no salió el sol, la baja temperatura no permite que se disipe la polución, cosa que ocurre cuando hay sol y la temperatura sube.
Sin embargo, el documento insiste en que, “si el cambio no es acompañado por una reestructuración de los horarios de actividades –tanto en el sector comercial como en la administración pública y privada–, el objetivo buscado no llegará nunca”.
Por ello, se propone un “cambio de horarios de actividades”, de manera tal que la jornada laboral en el sector público comience a las 7 horas y termine a las 17 horas. De igual modo, “las empresas y el sector comercial deberían desempeñar su actividad en la franja de las 7 a las 23 horas, horario en que cesaría toda actividad”. Con una hora de ahorro energético “se lograría bajar el 18 por ciento del consumo que demandan las marquesinas y cartería publicitaria”. ejemplifica el estudio.