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Petroleras y refinerías negocian el precio del petróleo post retenciones

Néstor Kirchner justificó la suba del gravamen a las exportaciones “en defensa del bolsillo de los argentinos”. Las empresas petroleras negocian con las refinadoras nuevos precios, pero se resisten a bajarlos. Nuevo record del crudo en el mercado mundial.

 Por Raúl Dellatorre

El presidente Néstor Kirchner justificó ayer el aumento de las retenciones a las exportaciones de petróleo. “Debemos defender el bolsillo de los argentinos”, disparó el titular del Ejecutivo, que impugnó la decisión de las petroleras de subir el precio de los combustibles en respuesta al encarecimiento del crudo a nivel internacional. Hasta ayer, no estaba claro si el fuerte gravamen a las exportaciones iba a tener el efecto de bajar los precios internos, como pretendía el Gobierno. Cada empresa productora inició negociaciones con las refinerías a las que abastece para determinar el precio al que le suministrará el crudo.
En tanto, las petroleras exportadoras evitaron ayer las declaraciones públicas. “No quieren salir a una confrontación abierta con el Gobierno”, señaló una fuente con acceso al head office de una de las mayores empresas del sector. Sin embargo, en conversaciones reservadas, algunos directivos empresarios dejaban ver el profundo disgusto por la aplicación de una suba en las retenciones que superó todo cálculo previo. “Están poniendo en riesgo la continuidad de las inversiones”, se señaló, como anticipo de la línea argumental de cuando les toque exponer en público.
“Claro que a esos sectores no les gusta”, respondió Kirchner al implícito disgusto de las petroleras, “pero tenemos que defendernos con estos instrumentos porque en la década pasada se vendió y remató todo lo que hacía al control de la ecuación energética en la Argentina (...). Nos quedamos sin las empresas que, bien administradas, hubieran defendido el patrimonio nacional como corresponde. La excusa que tomaron para venderlas fue que daban pérdida, según decían, pero hubieran echado a los gerentes ladrones y defendido el patrimonio nacional: es lo que tenían que hacer”, completó.
No eran pocos los que leían como una ruptura política lo sucedido en la última semana en el negocio petróleo. Después del vencimiento del acuerdo de fijación del precio de transferencia del crudo a las refinerías (30 de abril de este año), el Gobierno consideraba que Repsol YPF y Petrobras habían asumido el compromiso de mantener congelado el precio de las naftas más allá de los avatares del mercado mundial. En ese momento, las petroleras integradas –producen crudo y refinan– parecían desmarcarse de las que exclusivamente refinan –Esso y Shell–, que habían dispuesto ajustes en sus naftas en mayo, no bien cayó el acuerdo anterior. A fines de julio, estas mismas empresas repitieron el aumento, pero haciéndolo extensivo esta vez al gas oil. Para sorpresa del Gobierno, en esta oportunidad Petrobras y Repsol YPF los acompañaron. ¿Fue el resultado de un cálculo económico o político?
El Gobierno reaccionó, pero no operando sobre el precio final de los combustibles, sino sobre los ingresos por exportación de hidrocarburos. Es decir, orientó el ataque hacia las empresas productoras. Y con una virulencia sorprendente: la tasa de retención a las exportaciones, que ya este año había sido aumentada de 20 a 25 por ciento, ahora se fue a un máximo de 45 por ciento, aplicable si el barril WTI en Nueva York supera los 45 dólares. Un umbral que el mercado dejó ayer a distancia mínima.
“Si el Gobierno está enojado con las petroleras, no es por nosotros”, respondió ayer a Página/12 el directivo de una de las empresas refinadoras sin áreas de producción propias en el país, corroborando que lo que sensibilizó a la Casa Rosada es la actitud de las compañías integradas verticalmente. Por otra parte, son esas empresas las que imponen el precio en el mercado.
¿Qué va a pasar con los precios de los combustibles de aquí en más? “Hipotéticamente, deberían bajar”, respondió un especialista a este diario, poco convencido de que la hipótesis se cumpla. Las principales productoras y refinerías estaban lanzadas, desde ayer, a un intenso ejercicio de negociación del precio del crudo. Negociación en la que la supuesta “paridad de exportación” (valor en el mercado menos retenciones, ayer 44,41 dólares menos el 43 por ciento, igual a 25,31 dólares) estaba lejos de ser un valor de referencia. La pulseada está planteada varios escalones (dólares) más arriba.

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No se manifiestan en público, pero en privado los petroleros no pueden disimular su disgusto.
 
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