ECONOMíA
Invertir será la clave industrial
La industria –en abril bajó respecto del mes anterior– siguió subiendo en forma interanual y la inversión será su desafío este año.
Por Claudio Scaletta
A pesar de haber caído el 0,4 por ciento respecto del mes anterior, la industria manufacturera mostró en abril un fuerte crecimiento interanual del 10,2 por ciento. Aunque bueno, el número no es para festejar. Debe recordarse que se está comparando contra abril de 2004, mes en que se desató la crisis energética que dio lugar a un parate industrial. Pero el dato más preocupante surge de la evolución de la inversión. Si bien el crecimiento del primer cuatrimestre de 2005, contra igual período del año anterior, fue del 7,1 por ciento, cifra que dice más sobre la coyuntura actual que la comparación interanual, la inversión del período no alcanzó para estabilizar el nivel de utilización de la capacidad instalada, que siguió creciendo y se vuelve crítico en algunos sectores exportadores dinámicos.
Cuando el período de recuperación del pozo de la crisis comienza a quedar atrás, algunas de las limitaciones estructurales del aparato industrial se hacen más evidentes. En 2003, el crecimiento de la industria se basó especialmente en la expansión de la capacidad instalada. En buena parte de 2004 esta tendencia se revirtió y el crecimiento se conjugó con una reducción en el uso de dicha capacidad. La explicación fue el buen desempeño de la inversión. En 2005 comienza a delinearse otra tendencia. El promedio del uso de la capacidad instalada pasó de algo más del 68 por ciento en el primer cuatrimestre de 2004 a casi el 70 por ciento en el primero de 2005. Si bien el aumento no es todavía significativo, pone sobre la mesa las restricciones que enfrentara la inversión. El problema se vuelve más grave en algunos sectores exportadores dinámicos, especialmente en las industrias metálicas básicas que, siempre en la comparación interanual por cuatrimestres, pasaron de un uso promedio del 91 por ciento a más del 95 por ciento, y los minerales no metálicos –donde se encuentran los insumos para la construcción–, que pasaron de casi el 49 por ciento a cerca del 55 por ciento. En la misma línea se movieron la industria automotriz y la metalmecánica, aunque en ambos casos se trata de sectores que se encuentran muy por debajo de sus fronteras productivas. El sector automotor, por ejemplo, pasó del 27 al 35 por ciento y la metalmecánica del 57 al 59. Los resultados, no obstante, no son homogéneos. Algunos sectores, como los textiles y el alimentario, sí realizaron inversiones y el nivel de utilización de la capacidad instalada se mantuvo estable en el primero de los casos y decreciente en el segundo.
Durante abril, todos los rubros medidos por el EMI, excepto el de los minerales no metálicos, mostraron una caída. Se trata de un dato acorde a la baja general del indicador en el mes, aunque, al tratarse de indicadores con estacionalidad (brutos), son poco útiles para conclusiones. Si se recurre nuevamente a la variación cuatrimestral interanual, se observan en general movimientos en torno del promedio del EMI. La excepción es la producción de automotores, que crece el 32,8 por ciento y continuará impulsando el EMI durante todo el año, y de los minerales no metálicos, que lo hacen el 14,6 por ciento. El menor crecimiento se registra en alimentos, que suben el 4,4 por ciento, y textiles, que lo hacen el 5,9 por ciento.
Desde sectores industriales explicaron a este diario que la inversión no reacciona principalmente por dos razones. La primera es la incertidumbre en materia energética, donde destacan la falta de obras y, en forma genérica, los “problemas de gestión”. La segunda son las disputas con Brasil, razonamiento que se escucha especialmente entre los sectores que sustituyen importaciones, como por ejemplo los textiles. En general los empresarios se quejan por no tener certezas sobre el escenario de mediano plazo. Un tercer factor, con incidencia entre las filiales de las multinacionales, se vincula a la irresuelta relación con los organismos financieros, pero esta idea no se escucha entre los empresarios locales.
Las recientes declaraciones de Roberto Lavagna parecen estar en línea con esta preocupación por el estancamiento de la inversión. El ministro insiste en que los aumentos de salarios son inflacionarios, razonamiento que solo puede ser valido cuando las inversiones no crecen. El énfasis discursivo de Lavagna focalizado en el mantenimiento del superávit fiscal también cayó mal entre los industriales. “Roberto (Lavagna) siempre dijo que solucionado el problema del canje vendría el tiempo de las políticas de desarrollo”, afirmó un empresario. “Las declaraciones de ayer (por el lunes) son una mala señal, nadie quiere que le regalen nada”, agregó. “Que en los ’70 hayan existido abusos no significa que no se pueda tener nunca más política industrial. Todos los países que suelen ponerse como ejemplo la tienen”, razonó el industrial. “Cuando del 6 por ciento que se espera crecer más de la mitad es arrastre estadístico, es evidente que algo hay que hacer”, completó.