ECONOMíA › RENTAS BONAERENSES VA A ETIQUETAR A LOS EVASORES
El escrache es a los autos
No será en los alojamientos sino en los centros de vacaciones invernales: los sabuesos pegarán una oblea a los coches.
Por Cledis Candelaresi
Privada de la facultad de cazar evasores en los albergues transitorios por el tino político de Felipe Solá, Rentas de la Provincia de Buenos Aires se lanzará a identificar el vehículo de los morosos en los principales centros invernales de vacaciones, como Bariloche o Las Leñas. “No puedo hacer un omelette sin romper los huevos”, justificó ante este diario el apasionado Santiago Montoya, admitiendo la perturbación que causan los raídes de sus inspectores, que parecen tener el don de la ubicuidad: están en todas partes. Desde Expochacra hasta el Hipódromo de Palermo, pasando por los puentes internacionales. Cualquiera es un buen lugar para añadir una obleíta más a las miles de estampas intimidatorias ya pegadas.
El propósito de escrachar a los autos de contribuyentes de la provincia que vayan a esquiar estando en falta no es otro que presionarlos para que honren sus obligaciones. El mismo que orientó la mira hacia los que tienen cajas de seguridad, veranean en el exterior, tienen cuentas allí o apuestan a los caballos. Todas éstas se presumen como manifestaciones de una capacidad de consumo incongruente con la de tener deudas con el fisco.
El caso de las tarjetas libradas por bancos extranjeros a residentes en la Argentina –que consumen con ese plástico aquí– es otro intento de probar la capacidad tributaria de los contribuyentes que eluden sus obligaciones. Rentas ya habría detectado más de 260 mil cuentas de este tipo, pero sólo 8800 fueron declaradas ante el fisco, lo que permite suponer que el resto se nutrió, al menos en parte, con dinero salido del país sin declarar. Así se va reconstruyendo una trama de evasión.
Hace tres semanas el subsecretario de Ingresos Públicos Bonaerense estuvo en Francia. Allí tomó contacto con trabajos sobre el comportamiento cívico de los galos que lo estimularon a embestir con un vigor llamativo. Según relevamientos oficiales de los franceses, el nivel de cumplimiento alcanza al 97,4 por ciento, promedio similar al de otros países del Primer Mundo. En Argentina, aún en etapas de bonanza y con agresivas campañas publicitarias, el parámetro nunca supera el 65. Ese tercio de evasores es lo que el funcionario considera “un cáncer” que amenaza la voluntad de pago de los cumplidores. Por ello piensa que vale todo para cobrarles, empezando por identificar su vehículo cuando gozan sus vacaciones.
Hubo un estímulo previo para que Rentas decidiera lanzarse a las calles a escrachar autos. Un trabajo de la repartición demostró que en el ejercicio fiscal 2004 se acumularon unos 1200 millones de pesos por la indebida liquidación de Ingresos Brutos, el Impuesto Inmobiliario y Sellos. La cifra es alarmante, en particular si se tiene en cuenta que se trata de un mapa confeccionado sobre la economía blanca. Peor aún: el listado de firmas sobre las que se debía practicar aquellos “ajustes” incluyó nombres muy ilustres.
Pero para el recaudador bonaerense la gravedad de ese cuadro disminuye en la medida que su administración iría corrigiendo las cosas al punto de que la provincia podría jactarse de tener logros mayores a los que exhibe la AFIP. Confrontando mayo último con mayo del 2004, la AFIP incrementó su recaudación en un 28 por ciento, mérito casi magro frente a los que destaca Montoya. “Subimos un 50 Ingresos Brutos y el Inmobiliario sobre las propiedades por encima de 68 mil pesos tiene un cumplimiento superior al 70 por ciento”, señala, mientras sus inspectores alistan su ropa de abrigo.