ECONOMíA › GIRA DE MARIO BLEJER POR WASHINGTON Y MADRID
Momento para bailar la tijera
El presidente del Banco Central, Mario Blejer, estaba ayer en Nueva York, muy lejos de las tensiones de Buenos Aires. El casamiento de uno de sus hijos lo sacó convenientemente del centro de la escena, después de una semana en la que su continuidad o alejamiento del cargo se convirtió en una cuestión definitoria para el Gobierno. Y pasado mañana, cuando tendrá lugar la cumbre entre Eduardo Duhalde y los gobernadores, en la que se tratará, entre otros temas, el proyecto de Roberto Lavagna para salir del corralito, Blejer estará en España, participando de encuentros empresarios. Su distanciamiento servirá para aplacar los ánimos después de la dura pelea con el ministro de Economía, y es a la vez un reconocimiento de que salió derrotado en esa disputa.
Blejer está pensando más en su futuro personal que en seguir al frente del Central. Por ahora se queda por el pedido de Duhalde, pero su intención es irse. “Me ofrezco para seguir colaborando, tal vez como negociador ante los acreedores privados”, le dijo el economista cordobés al Presidente. Su destino, en ese caso, estaría en Washington, adonde vivió durante más de dos décadas como funcionario del FMI.
A sus colaboradores les dijo ayer, en un tono algo menos terminante que el día anterior, que “si Economía mantiene el proyecto de salida del corralito que me mostraron ayer, no habría demasiados problemas”. Blejer flexibilizó su posición luego de ver que Lavagna hizo algunos retoques al proyecto, atendiendo a sus sugerencias. “Pero si veo que hay una presión monetaria que no puedo controlar me voy de inmediato, porque no quiero gerenciar una híper”, advirtió.
Un factor que descomprimió un poco las tensiones es el aparente avance que logró Lavagna en sus negociaciones con el FMI. En rigor, el ministro se comprometió a conseguir la firma de los gobernadores al acuerdo fiscal y que el Congreso termine el trámite de la ley de Subversión Económica. Pidió, a cambio, flexibilidad con la provincia de Buenos Aires. “Sin quererlo, el Fondo se puso de espaldas contra la pared. Le dio tanta prioridad a las leyes de Quiebras y Subversión Económica y al acuerdo con los gobernadores, que si el Gobierno lo consigue, no tendrá forma de seguir presionando”, especula Blejer, y dice que “España, Italia, Francia y Alemania no van a dejar al Fondo que nos vuelva a correr el arco”, con nuevas exigencias. En tal caso, el presidente del Banco Central cree que el acuerdo con el organismo no está tan lejos.